Barack Obama y David Cameron certificaron la solidez de sus relaciones bilaterales y su interés común en los grandes asuntos de seguridad mundial, aunque discrepan en su actitud frente a BP, la petrolera británica que contaminó el Golfo de México.
"Hemos hecho un brillante comienzo como socios", declaró el presidente norteamericano Barack Obama en la conferencia de prensa que siguió a varias horas de conversaciones con el primer ministro inglés en el Despacho Oval y en un almuerzo en conjunto.
Obama y Cameron son líderes que tienen varias semejanzas, pero actualmente comparten una diferencia y es la instalada por el derrame de petróleo a raíz del hundimiento de la plataforma de la británica BP.
El accidente causó un considerable daño político sobre Obama y éste ha tomado una línea de fuerte enfrentamiento con la empresa. Cameron, por su parte, está obligado a defender los intereses de los fondos de pensiones británicos que son dueños en gran parte de BP.
En la conferencia de prensa conjunta tras la reunión, Cameron dijo que "entiende completamente el enojo" de los norteamericanos por el derrame que calificó como "una catástrofe para el medio ambiente, la industria pesquera y el turismo".
El inglés señaló que "el papel de BP es sellar la pérdida, limpiar el desastre y pagar las compensaciones adecuadas" y recordó que la empresa "es importante tanto para la economía de Gran Bretaña como para la de Estados Unidos".
BP, que ya ha gastado casi 4.000 millones de dólares en su lucha contra el derrame, explicó que tal vez ponga en marcha un nuevo plan que consiste en introducir barro pesado en el pozo y luego inyectar cemento en su boca para sellarlo.
Pero al tiempo que recordó la responsabilidad de la empresa en la catástrofe, Cameron pidió "no confundir" el derrame con el caso del presunto lobby de BP sobre el gobierno de Londres para lograr la transferencia de prisioneros con las autoridades de Libia que benefició a Abdel Basset al-Megrahi, la única persona sentenciada por el atentado sobre la localidad escocesa de Lockerbie, que provocó 270 muertos. Tanto Obama como Cameron criticaron esa decisión.
ACUERDOS. El tema central de la reunión, dijeron sus protagonistas, fue Afganistán, sobre el que coincidieron en que "no será una batalla fácil, pero es una batalla necesaria", según describió el presidente norteamericano.
Los dos políticos son pragmáticos y coinciden en el papel relativo y secundario que la ideología debe de ocupar en las labores de Estado. Es por eso que quieren darle contenido a sus relaciones, por encima de la retórica habitual.
"Esta alianza no está sostenida por nuestros lazos históricos, es una asociación voluntaria que sirve a nuestros intereses nacionales. No soy ningún soñador de las relaciones especiales, me interesa más la profundidad de esas relaciones", escribió Cameron en un artículo en el Wall Street Journal ayer.
Lo que Obama y Cameron persiguen es eficacia: en un mundo que no atraviesa por una fase de fuertes liderazgos, pueden ser un motor para generar entusiasmo y revitalizar algunos procesos sumidos en el pesimismo.
Afganistán y Oriente Próximo son dos ejemplos. Obama y Cameron se comprometieron a colaborar en ambos y, aunque el Reino Unido mantiene su voluntad de retirar sus tropas del conflicto afgano en 2015, los dirigentes están de acuerdo en la justicia de esa guerra y en "la necesidad de mantener un fuerte compromiso", según señaló Cameron ayer.
Al mismo tiempo, esa es una guerra que, tanto Obama como Cameron heredaron de sus antecesores y de la que, sobre todo este último, quieren desembarazarse lo antes posible, como le ocurrió a Gordon Brown con la guerra que Tony Blair le dejó en Irak.
Conservador uno, progresista el otro, Cameron y Obama no comparten la misma jerarquía de valores ni ven las mismas urgencias frente a los problemas económicos. El británico está especialmente preocupado por el déficit presupuestario, mientras que el norteamericano lo está más por la timidez del crecimiento.
Pero ambos son dos hombres jóvenes y cargados de energía renovadora que deberían ser capaces de construir una amistad por encima de esas diferencias.
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