El presidente Barack Obama recibió ayer al primer ministro británico, David Cameron, que tras la reunión contó que hablaron “bastante” de la petrolera British Petroleum, protagonista del peor desastre ambiental de Estados Unidos y dijo comprender el “enojo” hacia ella: “El derrame en el Golfo de México es una catástrofe, para el medioambiente, para la industria pesquera, para el turismo. Y BP tiene que hacerse cargo”, agregó.
Pero antes de la reunión, los dirigentes afirmaron que la catástrofe no perjudicaría sus relaciones: “No pienso que esto afecte nuestras discusiones”, declaró el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
Sin embargo, Cameron acotó que “BP es una compañía importante para las economías británica y estadounidense, miles de trabajos de ambos lados del Atlántico dependen de ella”.
En la reunión también se debatió acerca de la crisis y la economía. Aquí, los mandatarios mostraron sus diferencias: Obama impulsa los estímulos al consumo Cameron, que apunta al camino del ajuste ultraliberal, dice que es necesario una reducción del gasto público.
Además de su responsabilidad en la marea negra, BP fue mencionada en la charla por su papel en la liberación del libio Abdelbaset Alí al Megrahi por parte la justicia escocesa, ocurrida en 2009.
El libio fue condenado en 2001 a cadena perpetua por el atentado en 1988 contra un avión de la estadounidense PanAm que estalló en vuelo sobre la localidad escocesa de Lockerbie, dejando 270 muertos.
La petrolera es acusada de haber ejercido presiones sobre las autoridades británicas para obtener la liberación de Megrahi a fin de lograr un contrato de exploración de hidrocarburos en costas de Libia.
Cameron dijo tras la reunión que ordenó una revisión de todos los documentos sobre la liberación del libio, aunque descartó una investigación sobre las versiones que involucran a BP.
|
|
|