A Darío Trombotto (53 años) le cayó un rayo. Se salvó de milagro. Otra vez, en Suiza, se cayó en la grieta de un glaciar y tuvo que ser rescatado por su colega al que dice que le debe la vida.
Todo eso por estudiar los suelos congelados a 4.500 metros de altura. Pero ahora no lo preocupan esos accidentes de película, sino por qué no funciona la caldera que calefacciona su laboratorio en Mendoza y cuál será el destino final de la ley de glaciares que se debate en el Congreso Nacional.
Trombotto es investigador del Conicet en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), Mendoza.
Pero la historia científica de este santafesino que ha viajado por todo el mundo en busca de ambientes fríos comenzó en la Universidad Nacional de Córdoba. Aquí estudió geología y descubrió que el suelo congelado era su tema en una charla en la Academia Nacional de Ciencias, que dio Arturo Corte, un pionero en Sudamérica.
-En Córdoba nunca escuchó hablar de glaciares.
-Muy poco, aunque hacíamos algunos estudios de periglaciares. Pero muy poco. Recuerdo que empezamos 17 alumnos. Me recibí a los 20 años. Éramos muy jóvenes. Fue una etapa muy linda. Había muchos estudiantes extranjeros, incluso de Haití. Eso le daba una oxigenación muy importante en los estudiantes por el intercambio cultural.
-¿Cómo se decidió por estudiar suelos congelados?
-Cuando me recibí en 1980, había muy pocas posibilidades laborales y sólo nos quedaba tomar becas en el país o en el exterior. En una charla en la Academia Nacional de Ciencias, Arturo Corte, uno de los pioneros en geocriología, me decidí. Me había quedado sin padres. Mi tío me apoyó para que terminara los estudios, pero a los 22 años ya tenía que conseguir un trabajo, en lo posible de lo que había estudiado, pero tenía que independizarme.
-¿Para qué le gustaría volver a Córdoba?
-Para charlar con Hebe Gay sobre simetría de cristales y de la nieve. Para ir a mi terreno en Dique Los Molinos y hacer caminatas para ver martinetas o comer frambuesas en Villa Berna. Al Museo Paleontológico en donde trabajé varios años durante mis estudios. Córdoba es parte de mi historia. Tengo muchísimos amigos. Hace un par de semanas tenía que volver porque cumplíamos una pila de año de egresados. Ya no quiero ni acordarme.
Condiciones extremas
Así como a un químico uno lo imagina todo su tiempo en el laboratorio mezclando líquidos coloridos, a Trombotto lo vemos siempre en la montaña tomando muestras. Nada que ver.
-¿Todo tu trabajo se realiza en el campo?
-No. También trabajamos en el laboratorio donde congelamos el suelo y lo sometemos a estudios geofísicos, para sacar patrones y estudiarlo en el campo. En el terreno, nuestras tareas van de octubre a abril. El resto del año es todo trabajo en laboratorio.
-¿Por qué no puede trabajar en invierno?
-Primero, porque las condiciones son muy frías. Pero también porque en esa época hay una capa externa de hielo que dificulta perforar el suelo y sacar buenas muestras.
-¿Y en verano las condiciones de trabajo varían?
-En verano, son temperaturas muy variables de mucho calor e insolación, pero de pronto se levanta el viento zonda, con nevadas, temperaturas bajo cero y ambiente electrificado.
-¿Hay vida en esos lugares tan extremos?
-Hay vida continua y también es un ambiente de tránsito. He visto insectos en verano y en lugares inhóspitos se observan líquenes y microorganismos.
-¿Qué anécdotas recuerda de su trabajo?
-Una vez me cayó un rayo, pero salí con vida. Fue en una de mis primeras expediciones. Llevaba mucho metal y el ambiente estaba cargado de electricidad. Ahora ya tengo práctica, dejo de trabajar y me acuesto en el suelo hasta que pase la tormenta. Otra vez me caí en una grieta de un glaciar en Suiza. Le debo la vida a un colega.
Un mago en estado
A pesar de trabajar en lugares inhóspitos, al teléfono se lo nota muy hiperactivo. No parece haber un personaje de montaña, sino de una ciudad como Rosario. Se queja porque ha nevado tanto que no puede salir de su casa a trabajar hasta después de las 11.
-¿Está en estado físico?
-Trato de mantenerme. Además, hay que hacerse controles periódicos. No se puede tener sobrepeso. Si tenemos presión alta, no podemos trabajar en altura. Y conste que no tenemos un pago extra por zona de peligro.
-Pero sí practica Aikido, por las dudas...
-Ya no. Era un medio para estar en estado con la naturaleza y con mi profesión como montañismo. Llegué a cinturón naranja.
-¿Qué otra actividad hace por fuera de la ciencia?
-Me gusta la cultura galesa y medieval. Me interesan los pueblos y su relación con el frío, te imaginarás la importancia de un año nuevo céltico cuando comienza el calor. !En esos tiempos no había estufas!
-¿Qué es lo que menos te gusta de tu trabajo?
-La burocracia. Falta muchísimo para que el mecanismo sea más flexible y continuo. Mejorar los criterios del Conicet y evitar que ciertos investigadores tomen el poder y dominen ciertas ramas del saber. En las comisiones que nos califican no entienden mi tema. Por ejemplo, confunden geocriología con criogenética. Lucho mucho contra eso. Tenemos que realizar tareas administrativas, políticas, producir artículos científicos, trabajar en el campo y en el laboratorio. Hay que ser Mandrake para ser científico.
-Es un ambiente tan hostil como tu trabajo de campo.
-De hecho, esta semana se rompió la caldera en el instituto y estuvimos trabajando en un ambiente casi periglaciar. Eso es lo que menos me gusta, porque prefiero estar en el campo.
-Si no hubiese sido geólogo, sería...
-Me interesaba la astronomía. Como Marte tiene permafrost, quizá hubiera llegado al mismo tema por el córner.
La ley, los glaciares y el área periglaciar
Trombotto es el mayor experto argentino en área periglaciar, esa zona que tiene poca relación con los glaciares, como el investigador se encarga de aclarar en todo momento.
Ocurre seguido en la ciencia que las definiciones generen grandes discusiones, nunca saldadas. Una de las últimas, ¿qué es la vida sintética? Otra más simpática, ¿Plutón es planeta?
-¿Por qué diferencia tanto glaciares de área periglaciar? ¿No son ambientes "hermanos"?
-No. Los ambientes periglaciares no tienen que ver con los glaciares, sino con un sistema frío de congelamiento permanente, lo que llamamos permafrost, que no está asociado a zonas glaciares.
-¿Pero está de acuerdo con la definición de área periglaciar de la ley que se debatió en la Cámara de Diputados?
-No estoy de acuerdo porque salió de lugares que no se dedican a este tipo de ambientes. El ambiente glaciar se refiere a hielos expuestos. El ambiente periglaciar es más complejo. En general, no tienen hielo, sino que son suelos congelados permanentemente que a veces, si están muy saturados de agua, tienen hielo en el subsuelo.
-¿Le parece una buena ley?
-Es buena, pero tiene errores por no consultar a las personas que sabemos del tema. Lo importante es que ahora mucha gente habla de los glaciares, a pesar de que tienen muchas impresiones. Por lo menos, los argentinos saben que hay glaciares además del Perito Moreno. |
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