El desastre ecológico de toneladas de crudo vertiéndose en las aguas ya no es patrimonio de Estados Unidos. Por estas horas, el gobierno chino pelea sin tregua para controlar la fuga de petróleo en el Mar Amarillo sin lograr un resultado exitoso. Se trata de la mayor mancha de derrame petrolero en el Mar Amarillo, una grave amenaza tanto para el ecosistema como para la economía de la zona.
La Administración Estatal de Seguridad Laboral y el Ministerio de Seguridad Pública de China informaron ayer que la explosión ocurrida el 16 de julio último en un oleoducto de la ciudad portuaria de Dalian, en el sudoeste del país, se debió a un error humano.
De acuerdo con los investigadores chinos, la tubería de casi un metro de diámtro explotó el pasado viernes, a raíz de una inyección “indebida” de desulfurador en la tubería, lo que causó el estallido de un conducto adyacente más pequeño. La sustancia, producida por la Corporación de Tecnología de Petróleo Huishengda, era altamente oxidante, según detalló el equipo de investigadores.
La explosión tuvo lugar en momentos en los que trabajadores de la Corporación de Inspección y Servicio Técnico Q.PRO, con sede en Shanghai, inyectaban desulfurador en el oleoducto, después de que un buque petrolero se encontraba en el puerto luego de haber finalizado la descarga de sus depósitos. Según trascendió, la autorización para llevar a cabo la operación había sido otorgada por la Corporación Nacional de Petróleo de China, propietaria del oleoducto.
Mientras las autoridades prosiguen la investigación del incidente, las playas de Dalian, en las cercanías de la zona del desastre, fueron cerradas por precaución. El accidente generó la mayor mancha de petróleo crudo en el Mar Amarillo, con una extensión de hasta 430 kilómetros cuadrados al día de ayer, lo que complica además el transporte de las reservas petroleras estratégicas chinas al resto del país.
Ayer también se supo que China, el principal contaminante del planeta, prevé invertir 738 mil millones de dólares en el desarrollo de energías limpias en los próximos diez años, con el objetivo de reducir su dependencia del carbón y sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Ese dinero será destinado a desarrollar las energías nuclear, eólica y de biomasa, explicó un responsable chino de la administración nacional de energía china, Jiang Bing, según un resumen publicado en el sitio Internet del gobierno. Los fondos también serán destinados a las tecnologías de “carbón limpio” y la mejora de las redes eléctricas, agregó.
“En 2020, la dependencia de China de carbón se verá muy reducida”, dijo. China depende en un 70% del carbón como fuente de energía. En 2015 ese porcentaje debería reducirse al 63%, según Jiang. Según la ONU, China gastó 34.600 millones de dólares en energías limpias en 2009, en alza interanual del 50% con respecto al año anterior.
El gobierno de China todavía se niega a firmar el Protocolo de Kyoto, algo que junto a la mancha por el derrame de BP, lo asemeja a los Estados Unidos. Un mismo desenlace para dos potencias rivales.
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