Tras las intensas lluvias que cayeron sobre toda la ciudad y el norte argentino la semana pasada, el cauce del riacho El Pucú se ha desbordado, dejando bajo el agua numerosas viviendas de los barrios 12 de Octubre, Sagrado Corazón de Jesús y el homónimo del curso de agua. Tanto huertas como criaderos de cerdos quedaron anegados y son varias las familias damnificadas. Gran parte fue asistida días atrás por personal de la Comisaría Sexta y aseguran que la situación “es complicada”.
Casas aisladas, grandes extensiones inundadas, huertas perdidas y animales evacuados son algunas de las situaciones penosas que tienen que vivir en estos momentos decenas de personas que residen a la vera de la ruta nacional N° 11 y alrededores.
Inés, madre de 14 hijos, habló con La Mañana y afirmó que de no secarse pronto el agua “no saben qué van a hacer”. Su casa quedó rodeada y ella y su familia debieron rellenar con tierra el único camino que tienen para poder salir de allí. Como son criadores de cerdos, tuvieron que ingeniárselas en el medio de la tormenta para ubicar a los animales en una zona más alta, y hasta el día de hoy deben esquivar grandes charcos. “Nosotros no esperamos nada, pero si no podemos trabajar, esto se pone difícil. No podemos siquiera salir sin ensuciarnos y los chanchos cada vez los tenemos que llevar más lejos. Es impresionante lo que creció El Pucú en tan poco tiempo. Hay zonas en las que el agua te llega al cuello”, afirmó la mujer.
Pérdidas
Siguiendo el camino de la barrera de contención, pueden verse ranchos y huertas, que quedaron aislados o fueron completamente cubiertos por las aguas del Pucú. La crecida es importante, y esto puede constatarse en el puente que lleva hacia el barrio El Sagrado Corazón. Allí, el agua corre copiosamente y casi llega a tocar el pequeño enlace.
Las pérdidas en algunas huertas son totales y las inversiones de estos pequeños productores quedaron en la nada. “Esta situación a nosotros nos afecta mucho, porque o perdemos las cosechas, que son pocas, pero que nos permiten vivir, o quedamos aislados, y no podemos salir ni para trabajar”, dijo Carlos, un vecino de la zona de la barrera.
Para completar la situación, el estado de las calles de este sector de la ciudad es realmente deplorable y en algunos tramos sólo queda la opción de salir a pie. Algunos de los grupos damnificados por la crecida recibieron ayuda y bolsones otorgados por Defensa Civil, informaron, pero el agua que quedó estancada en los reservorios “quedará ahí mucho tiempo”, aseveraron.
La preocupación por la propagación de enfermedades y por nuevas tormentas crece día a día entre estos vecinos, que fueron de los más perjudicados por el temporal que también dejó saldos en el sector del Lote 4.
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