La junta directiva de BP PLC está negociando la salida de su asediado presidente ejecutivo, Tony Hayward, según fuentes al tanto. Se trata de un intento por parte del atribulado gigante petrolero por superar la crisis desatada por el catastrófico derrame de crudo en el Golfo de México.
La junta de BP se reunirá hoy para analizar y aprobar la partida de Hayward, aseguraron las fuentes, que describieron la decisión como "mutua". Si todo marcha según lo planeado, la junta nombraría el martes al director gerente Bob Dudley como nuevo presidente ejecutivo, cuando anuncie sus resultados del segundo trimestre. La decisión instalaría al frente de la petrolera británica a un veterano de la industria que no sólo es de Estados Unidos, sino que proviene de la región devastada por el derrame de crudo.
El plan es que Dudley asuma la presidencia ejecutiva el primero de octubre, según una fuente cercana, lo que permitiría un período de transición de dos meses en la petrolera, que se vio arrastrada a una crisis el 20 de abril cuando la plataforma Deepwater Horizon explotó en el Golfo de México, cobrando la vida de 11 personas y desencadenando el mayor derrame de petróleo en alta mar de la historia de EE.UU.
Lo más probable es que Hayward siga formando parte de la junta durante el resto del año. El presidente de la junta directiva, el ex líder de la telefónica Telefon
AB LM Ericsson, Carl-Henric Svanberg, seguirá en el cargo. Está planeado que el martes, Hayward participe en la presentación de los resultados de BP del segundo trimestre, en el que la petrolera habría sufrido una gran pérdida.
"Tony Hayward es el presidente ejecutivo y cuenta con el respaldo de la junta y la alta gerencia" dijo un vocero de BP. Pese a que el gobierno del presidente de EE.UU., Barack Obama, dejó en claro su insatisfacción con la manera en que Hayward manejó la crisis, el reemplazo del presidente ejecutivo es una "decisión que corresponde a la junta de BP", indicó un funcionario de la Casa Blanca.
La salida de Hayward ha sido muy anticipada, dada la andanada de críticas que enfrentó por su reacción a la crisis. Sin embargo, muchos de los expertos esperaban que permaneciera en el cargo hasta completar el pozo de alivio que detendrá permanentemente el derrame.
En momentos en que una nueva cubierta parece estar conteniendo el vertido, mientras se sigue perforando el pozo de alivio, las conversaciones entre Hayward y BP se intensificaron, indicaron las fuentes. Una de ellas asegura que durante un tiempo se "estaba contemplando dentro de la junta" la decisión de hacer un cambio en la gerencia, pero que esa idea no se "cristalizó (hasta) la semana pasada".
Hayward ha pasado gran parte de estos últimos días preguntándose si debería dimitir "con honor por el bien de BP", dijo una fuente cercana al ejecutivo.
Aun así, en las últimas semanas, pareció sugerir que seguía al frente de la compañía, en reuniones con gobiernos extranjeros y grandes accionistas.
Otra fuente cercana al proceso indicó que el cambio no tiene la intención de servir como una especie de condena contra Hayward, y que tampoco está ligado a ninguna investigación de la debacle de la plataforma Deepwater Horizon. En su lugar, la decisión refleja el reconocimiento de que Hayward ya no era considerado capaz de desempeñar una de las tareas más cruciales de la compañía: reparar la reputación de BP y restaurar su credibilidad en EE.UU., donde la empresa es el mayor productor de petróleo y gas.
Según el informe anual de BP, los contratos estándares de empleo de la compañía pueden ser rescindidos en cualquier momento con el pago de un año de salario, pese a que el comité de remuneración podría tomar en cuenta factores atenuantes para reducir la compensación a un directivo que renuncia.
En 2009, Hayward ganó 1,045 millones de libras esterlinas (US$1,6 millones), un paquete de remuneración que subió a los 4 millones de libras al incluir las bonificaciones.
El domingo, algunos analistas describieron la partida de Hayward como una pérdida difícil pero necesaria, dado el buen rendimiento de la compañía antes del derrame. "Si Tony se retira es por razones políticas para que BP pueda inaugurar una nueva era para la compañía", dijo Jason Kenney, analista de ING.
"Hayward transformó BP y mejoró su desempeño operativo", dijo Peter Hitchens, analista de Panmure Gordon."Pero creo que la junta necesita un chivo expiatorio y puede que ése sea el presidente ejecutivo". La razón por la que Hayward se encuentra representando el papel de chivo expiatorio es en gran parte por la ola de críticas que ha afrontado en los últimos tres meses, tanto por la gestión de la compañía de la crisis en el Golfo como por sus decepcionantes antecedentes en materia de seguridad.
Hayward tomó las riendas de BP en 2007, después de que su predecesor, John Browne, renunciara en medio de un escándalo. Hayward prometió que haría de BP un competidor más fuerte en el mundo global del petróleo y que mejoraría su deficiente historial de seguridad. La reputación de BP ya había quedado en entredicho por incidentes como la explosión en 2005 en una refinería en Texas que acabó con la vida de 15 personas e hirió de gravedad a otras 170.
En el desastre que se desplegó a partir del 20 de abril, Hayward se convirtió en el blanco de todas las críticas, especialmente después de una desacertada aparición ante un panel del Congreso de EE.UU. y la polémica que causó cuando lamentó en público que quería recuperar su vida. A continuación, el presidente ejecutivo regresó abruptamente a Londres y le entregó las riendas a Dudley.
Dudley, de 54 años, llegó a Londres la semana pasada para ayudar a preparar la presentación de los resultados de la empresa. Sin embargo, para cuando arrancó el fin de semana empezó a figurar como la persona que sustituiría a Hayward, pese que a que no había solicitado el puesto, según una fuente cercana.
El costo del derrame de BP ha sido enorme y sigue subiendo. Un cálculo preliminar interno muestra que los esfuerzos para contener el derrame y las tareas de limpieza en la costa le están costando unos US$100 millones al día. Eso no incluye la prevista avalancha de demandas El gobierno de Obama presionó a la petrolera para que reservara como mínimo un fondo de US$20.000 millones. La compañía accedió la semana pasada a vender activos por US$7.000 millones.
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