Con una hora de atraso respecto de la hora fijada para la conferencia de prensa, Federico Weyland llegó ayer al hall del palacio municipal.
La demora, según aseguró, se debió a su concurrencia a las oficinas de Aguas Bonaerenses SA (ABSA), donde abonó el agua consumida desde abril de 2008 a la fecha, luego de que la empresa detectara que su vivienda familiar estaba conectada de manera clandestina a la red.
"Me presenté ante ABSA, llevé los papeles que demuestran que desde hace dos años vengo trabajando para formar el consorcio que permitirá licitar la obra de extensión y, en mi caso particular, pagué todo lo que corresponde", señaló el titular del Instituto Cultural municipal.
De esta manera, el funcionario cumplió al pie de la letra las indicaciones que le había brindado el intendente municipal Cristian Breitenstein, quien luego de rechazarle su renuncia el último viernes, le pidió que regularizara su situación y agilizara la conformación del consorcio barrial para acceder a la vital prestación.
"El mismo día de la detección de la conexión en el barrio Palos Verdes, le presenté mi renuncia al jefe comunal. El me la negó y, de inmediato, buscamos el expediente que acredita lo que vengo realizando desde enero de 2008 y que, por diferentes motivos, se fue demorando. Hoy todo está pago y a mediados de agosto se licitará la extensión de la red de agua", explicó.
Limitaciones de ABSA
La conexión clandestina detectada por ABSA el último martes en calle Las Heras, entre Cambaceres y Leumann, derivaba en una cañería plástica que ingresaba a la manzana y surtía de agua a las familias del sector.
Weyland explicó ayer que los vecinos recurrieron a ese recurso en razón de que la prestataria del servicio "no les ofrece ninguna otra alternativa".
"De hecho, esa conexión irregular fue aceptada por ABSA. Prueba de eso es que reconectaron el servicio el mismo día que lo cortaron", ejemplificó.
El funcionario aseguró que "en la ciudad existen un poquito más de 80 mil conexiones formales y unas 10 mil irregulares, todas reconocidas por ABSA".
Sobre la posibilidad de recurrir a una perforación --según sugirió el gerente regional de ABSA, Jorge Olaizola-- Weyland reconoció que ningún vecino lo había considerado.
"Algunas se están haciendo ahora para ser destinadas al riego. En lo particular no lo pensé nunca como una alternativa, como tampoco conozco la calidad del agua existente", aseguró.
Explicó, además, que si bien "por una cuestión de nombre" es el único que salió a explicar lo ocurrido, en el lugar existen 23 parcelas en la misma circunstancia.
"Esto sucede porque ABSA no ofrece nuevos servicios y nos obliga a pagar las obras, como lo han hecho muchísimos fomentistas y vecinos", señaló.
Weyland se esperanzó en que "lo vivido como vecino" no empañe la imagen del gobierno municipal que integra, aunque reconoció posibles consecuencias por la politización de la cuestión.
"Tanto desde el Concejo Deliberante como desde el Ejecutivo me pidieron una respuesta", señaló.
Sobre la postura del intendente municipal ante lo ocurrido, aseguró que recibió su respaldo, aunque con algunas exigencias.
"Breitenstein me pidió que brinde explicaciones públicas, que regularice todo y que siga trabajando en mi área", aseguró.
Asimismo, Weyland desestimó las posturas de los concejales de la oposición y algunas agrupaciones que pidieron su renuncia, asegurando que responden a "cuestiones políticas".
Entradas de favor
"Lo único que voy a decir es que mientras pedían mi renuncia, ese mismo día, algunos concejales me llamaron para conseguir entradas para el teatro".
Con esa "anécdota", según la definió el propio Weyland, el director del Instituto Cultural graficó las "motivaciones políticas" de algunos ediles que pidieron su salida del cargo.
Consultado sobre los nombres de esos legisladores, Weyland insinuó su negativa a hacerlos públicos, aunque de inmediato mencionó a Esteban Obiol y María José Romero, del Frente Para la Victoria, como autores de ese accionar.
Breitenstein: "Se trató de un error involuntario"
El intendente municipal respaldó ayer públicamente a Federico Weyland en su cargo, al tiempo que valoró el que haya brindado "una inmediata explicación de lo ocurrido", a la que calificó de "honesta", y aseguró que "se trató de un error involuntario" que el funcionario ya reparó.
"Lo arregló pagando lo que corresponde al consumo realizado y agilizando la conformación del consorcio para llevar adelante la obra", explicó.
Por otra parte, condenó "el apresuramiento de algunos sectores al tomar posicionamientos políticos" a través de lo que definió como "una guerra de comunicados".
"Esta situación de las conexiones ilegales de agua afecta a muchos vecinos, pero ahora se politizó la cuestión. Si la energía puesta en esos comunicados la pusieran en solucionar el problema de fondo, seguramente tendríamos otra ciudad", señaló.
A partir de lo ocurrido, Breitenstein manifestó su preocupación por agilizar el armado de los consorcios para dar una solución concreta a la problemática. "El resto son cuestiones políticas y no se puede perder tiempo en eso", aseguró.
Buscando evitar conflictos, Breitenstein prefirió no hacer cargos contra ABSA en relación a las conexiones clandestinas existentes en Bahía Blanca.
"Prefiero priorizar una solución. Por eso lo razonable es que nos sentemos con ABSA, evitando que esto vuelva a ocurrirle a otro funcionario o a cualquier vecino afectado por estas conexiones", indicó.
Por último, el jefe comunal evitó hacer mayores consideraciones acerca de la continuidad de Weyland en su cargo.
"No me quiero sumar a la cuestión política instalada. Prefiero resolver el tema del agua", finalizó.
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