El nuevo presidente ejecutivo de la petrolera BP, el estadounidense Bob Dudley, dijo ayer que el derrame de petróleo en el Golfo de México era una llamada de alerta para toda la industria, mientras la compañía reportaba pérdidas multimillonarias y se abrían dos investigaciones simultáneas en Estados Unidos.
Dudley, quien reemplazará el 1 de octubre a Tony Hayward al frente de BP, dijo que el tema de la seguridad estará entre sus mayores prioridades mientras intenta restaurar la deteriorada reputación de la compañía.
BP reportó una pérdida de u$s 17.000 millones en el segundo trimestre, que incluyó un costo de u$s 32.000 millones por el derrame, el mayor en la historia de Estados Unidos. Se trata además de uno de los peores resultados financieros de la historia empresarial del Reino Unido.
En un comunicado a la Bolsa de Londres, la compañía informó de que el futuro de la firma no está en peligro, pero anunció que venderá activos por valor de u$s 30.000 millones en los próximos 18 meses. De no haber sufrido el accidente, BP hubiera tenido entre abril y junio unos beneficios antes de impuestos de u$s 6.189 millones.
Sobre las consecuencias del vertido tras la explosión en abril de la plataforma petrolífera que costó la vida a 11 personas, BP informó de que se han presentado 127.400 reclamaciones en demanda de compensaciones económicas y que se ha hecho frente por el momento al pago de u$s 243 millones.
En tanto, la Comisión de Valores y Cambio de Estados Unidos y el Departamento de Justicia lanzaron una investigación sobre asuntos de seguridad relacionados con el derrame de petróleo.
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