El adverso panorama ambiental de semanas anteriores retornó hoy a la capital rusa y a otras regiones centrales del país, donde parece incontrolable la situación con los incendios forestales y la sequía, sin precedentes este verano.
Moscú amaneció este lunes de nuevo atrapado por la niebla y el humo que se desprende de la quema de la turba, un fenómeno acrecentado por las altas temperaturas y la aridez de los suelos.
El ministerio de Situaciones de Emergencia emitió en un reciente parte un pronóstico negativo sobre la situación ambiental para la capital y la provincia de Moscú durante esta semana.
Lamentablemente las predicciones son negativas y no se pronostica un mejoramiento en la situación con los incendios forestales, precisó Vladislav Bolov, del Centro contra desastres naturales, de la defensa civil.
Condiciones como esta de elevadas temperaturas y baja humedad no se registraban hace mucho tiempo, señaló Bolov, tras advertir que persistirá el fenómeno al menos hasta mediados de mes.
De acuerdo con un informe preliminar de dicho ministerio, las víctimas por los incendios forestales ascendieron en las últimas horas a 34. Los socorristas y voluntarios lograron salvar de las llamas a 265 poblaciones, amenazadas por los siniestros, reportó el Primer canal de la televisión.
La extensión de los focos incendiarios abarca un área de 120 mil hectáreas, principalmente en los Urales, la región del Volga y la porción central de Rusia, en tanto continúan bajo régimen de situación extraordinaria unas 14 regiones de la federación, incluida la provincia de Moscú.
El gobierno desplazó hacia las zonas del desastre a más de 180 mil agentes contra incendios, 25 mil medios técnicos y fuerzas de apoyo del ministerio de Defensa.
Las autoridades rusas iniciaron este lunes el pago de las compensaciones monetarias a las familias damnificadas de las regiones de Moscú, Nizhny Novgorod, Riazan y Voronezh, que perdieron sus viviendas bajo el fuego.
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