Hace seis años, técnicos de la Municipalidad de Paraná encontraron rastros de especímenes de mejillón dorado en las instalaciones de Obras Sanitarias y ahora se aprestan a determinar el grado de proliferación de este molusco, de modo de evitar problemas en el interior de las cañerías. Se trata de una especie que llegó de China, más grande que el mejillón nativo y que es considerado “plaga” en las costas del río Paraná. En Santa Fe también hay una invasión de este pequeño animal en la ribera de la ciudad y ha provocado grandes perjuicios económicos a las industrias que toman agua del río. Una de las perjudicadas es la fábrica de la cervecería Santa Fe.
Desde Obras Sanitarias de la comuna se informó que antes de que termine este invierno se vaciará la cañería de siete kilómetros que va de la Toma al Cristo Redentor para controlar el grado de reproducción de ejemplares de mejillón dorado, una especie cuya existencia en las instalaciones ya se detectó hace alrededor de seis años, cuando buzos ingresaron a las cañerías y tomaron imágenes.
Como este molusco prolifera a gran velocidad y puede provocar problemas tanto en las cañerías como en las bombas, la idea es constatar si efectivamente se ha expandido en el interior de las tuberías o bombas y, si así fuera, se removerán mecánicamente las almejas que se adhieren a superficies metálicas.
Se trata entonces de un problema que no aparecería en la cañería que va a la planta nueva, de Rondeau y Echeverría, porque la misma es de un material plástico similar a la fibra de vidrio.
“Plaga”
“Estamos por encarar un estudio para comparar el estado de la cañería desde hace cinco o seis años, cuando ingresaron los buzos y tomaron imágenes, con el actual”, informó en diálogo con El Diario, el subsecretario de Saneamiento municipal, Juan José Moreno.
Se refiere a la situación que causa el mejillón dorado, una especie invasora proveniente de China que está trayendo problemas en instalaciones potabilizadoras e hidroeléctricas en las costas del Paraná, por su alta capacidad de proliferación en relación con el mejillón nativo.
“Queremos ver si está igual, o si avanzó y cómo”, señaló Moreno. “Es un fenómeno que afecta las ciudades ribereñas de la costa del Paraná, que vino con los barcos que venían de Asia y lastraban con agua dulce. Para cargar soja los barcos vaciaban el lastre al Paraná y con esa agua quedaba el mejillón. Creció rápido y se hizo plaga”, sintetizó Moreno.
Según explica un informe de prensa difundido por el Conicet, se trata de un molusco asiático, originario de arroyos y ríos de China, perteneciente a la misma familia que los mejillones marinos, y que es fácilmente observable por estos días en ambientes acuáticos por la bajante del río Paraná. Esta especie fue registrada por primera vez en el Río de la Plata en 1991 y se la colectó en la llanura aluvial del río Paraná medio, en las proximidades de la ciudad de Santa Fe, en 1996.
Es considerada especie invasora y la están estudiando investigadores de la Universidad de La Plata, que fueron quienes lograron identificarlo, y en el Instituto de Limnología de Santa Fe. El gran problema es que como goza de una enorme capacidad de reproducción y no tiene depredadores naturales, las poblaciones llegan a alcanzar los 150 mil individuos por metro cuadrado.
Exploración
Lo que se hará este invierno, aprovechando el bajo consumo de agua, será parar el mecanismo de extracción de agua y vaciar la cañería de siete kilómetros que va desde la Toma a la planta de calle Ramírez, e instruir a personal de Obras Sanitarias para que examinen el caño en busca de los mejillones.
“Esta especie depreda las bombas, y las cañerías de fundición, no las de plástico. Por eso vamos a revisar cómo avanzó respecto de los últimos años en la posición que se determinó hace seis o siete años atrás. Si avanzaron al interior de las cañerías, habrá que ver en qué grado porque en este tipo de cañería de acero de 800 milímetros de grandes dimensiones sería muy raro encontrar una obstrucción. De cualquier manera, al no tener una superficie lisa, puede haber turbulencias dentro la cañería”, explicó Moreno.
Sin embargo, “en la historia del servicio en Paraná no ha habido episodios preocupantes en torno a esta plaga”, aseguró por último Moreno, subsecretario de Planeamiento municipal.
Para destacar
Foráneo: Limnoperna fortunei es el nombre científico del mejillón dorado. Lo identificaron por primera vez biólogos de la Universidad de La Plata. Si bien desde un principio se desconocía de qué especie de molusco se trataba y cómo había llegado hasta la costa bonaerense, luego de varios meses de investigación e intercambio de información con especialistas de todo el mundo, logró determinarse que el Limnoperna fortunei ingresó a través del agua de lastre de buques comerciales, provenientes del sudeste asiático.
En barco: La hipótesis más fuerte es que el mejillón, que apareció en los ‘90 en las costas del Río de la Plata, vino con las embarcaciones chinas que llegaban a buscar soja. Lastraban con agua dulce antes de salir para nivelar la nave, y largaban el agua al río Paraná, en los puertos, entre ellos el de Diamante, desde donde la almeja fue ascendiendo hasta la represa Yacyretá. También lo encontraron en Salto Grande, en el río Uruguay. Estos moluscos tienen un sistema de reproducción externa, es decir, los individuos liberan gametas al agua, que luego se fecundan para dar origen a pequeñas larvas que flotan libremente entre el plancton. En pocos días, las larvas maduran, sueltan sus filamentos y se adhieren a cualquier sustrato duro, como una cañería de agua.
Perjuicios en empresas de Santa Fe
En su edición de ayer, el diario El Litoral de Santa Fe informó de una invasión del mejillón dorado en la ribera de la ciudad. Se los puede ver sobre todo por la costa de la laguna Setúbal, tras la bajante del Paraná, luego de la crecida del último verano.
El mejillón dorado ha provocado grandes perjuicios económicos a las industrias que toman agua del río. Como la larva puede nadar y desplazarse libremente en la columna de agua –no como las de almejas nativas que están, igual que los adultos, en los sedimentos de fondo–, se introducen en las tuberías de toma de agua que tienen algunas industrias para refrigeración de instrumental o producción.
Una de las damnificadas es la Cervecería Santa Fe, que debe contratar anualmente buzos tácticos para desobstruir la toma de agua cruda del río de su planta de tratamiento de agua. “Se taparon cañerías, hubo reducción en su sección y un bajo rendimiento en bombas”, se lee en el artículo del vespertino santafesino.
Obstrucción de tuberías y bombas
A diferencia del mejillón nativo, más pequeño y que vive enterrado en la arena, este mejillón –que tiene el tamaño de una moneda de 50 centavos– se adhiere a las rocas por medio de filamentos de gran resistencia. Cuando en su ambiente natural no encuentra rocas, busca fijarse a cualquier superficie dura como troncos, botellas, cascos de embarcaciones y tuberías.
El mayor trastorno que produce esta invasión de moluscos es el taponamiento de tuberías, sistemas de refrigeración y filtros de centrales hidroeléctricas, industrias y plantas potabilizadoras. Estas estructuras están construidas con materiales duros como el hierro o el acero y, al no encontrar rocas donde adherirse, millones de mejillones dorados se fijan sobre estas superficies y causan la obstrucción de los sistemas a la vez que impiden el ingreso de agua, se explica en el portal Infouniversidad.
“Se los combate con rejas o filtros pero la única forma de removerlos es mecánicamente. Las distintas generaciones se adosan una sobre otra y se consolida una masa calcárea que hay que sacar con punzones y a golpes. Sin embargo, nosotros en Paraná no hemos tenido los problemas que sí sufrieron en las plantas de Rosario y en Villa Paranacito, donde el mejillón arruinó bombas que debieron ser cambiadas”, informó el subsecretario de Saneamiento municipal, Juan José Moreno. |
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