“Sres. Iberpapel Argentina S.A.: Nos dirigimos a Uds. en nuestra calidad de ciudadanos que habitan la región, con referencia al terraplén construido en un predio de su propiedad, al sur de la desembocadura del arroyo Caraballo, a orillas del río Uruguay, con el objetivo de solicitarles la inmediata recomposición a la situación original del sitio conocido como Campo 2 de Agosto. Fundamos nuestra solicitud en la Constitución Nacional, Tratados con Jerarquía Constitucional, Estatuto del Río Uruguay, Constitución de la Provincia de Entre Ríos, y demás legislación aplicable. Es nuestro interés la recuperación de un espacio único de biodiversidad, lugar de refugio de variada flora y fauna autóctona. Cabe destacar que las 700 hectáreas afectadas (dos veces la superficie de la ciudad de Colón) cumplen una función relevante en la dinámica del río cuando crece, y que el terraplén afectará irremediablemente el equilibrio natural del área, generando un impacto negativo, tanto aguas arriba del arroyo Caraballo como aguas abajo del río Uruguay. Sin perjuicio de ello, la frágil situación del principal curso de agua se verá agravada en virtud de que las hectáreas afectadas serán utilizadas para explotación agrícola en las que se utilizarán herbicidas, pesticidas y fertilizantes, que inexorablemente llegaran al río Uruguay”.
Con esta introducción comienza una carta abierta que unas cuarenta instituciones de la costa del Uruguay –juntas de gobierno, sindicatos, clubes, escuelas, centro comerciales, entidades no gubernamentales y centros de turismo– escribieron a la empresa Iberpapel Argentina S.A., y por la cual pretenden detener un polémico terraplén. La controversia ya escribió un capítulo en la Legislatura provincial y ahora abrió otro en el Congreso Nacional.
Es que algunos diputados de la oposición firmaron un proyecto de resolución alertando acerca de las consecuencias que la obra podría generar esta construcción. Los diputados nacionales entrerrianos Atilio Benedetti, Gustavo Cusinato, Hilma Ré y Lisandro Viale, a los que se sumó Ricardo Alfonsín, plantearon su preocupación por la construcción de un terraplén de ocho kilómetros de extensión, realizado por la firma Iberpapel Argentina S.A. en los humedales de la cuenca del arroyo Caraballo, en Pueblo Liebig, departamento Colón.
CONTEXTO. El terraplén –que se asegura en algunos tramos llega a los 8 metros de altura–, bordea en un segmento el arroyo Caraballo, en un llano que luego continúa paralelo al río Uruguay. El espacio ocupa casi mil hectáreas de anegadizos que la empresa recuperó para sembrar arroz y soja. La preocupación de los ambientalistas es que para esta explotación productiva se utilizan agroquímicos a 50 metros del río que no sólo contaminan el agua y especies, sino también pone en riesgo a la población.
“Forma parte de la dinámica del río cuando crece, para abajo de la represa. Éste se ensancha y pierde velocidad, el agua ocupa los espacios laterales cuando crece y de allí la importancia de los valles de inundación, y el terraplén lo encajona, y de permitir estas obras no sólo se altera el curso natural, sino que se pierde parte de la selva en galería, y las especies que encuentran allí su hábitat”, le dijo ayer a EL DIARIO Carlos Serratti, miembro de la Asamblea Ambiental de Colón.
Serratti asegura que la empresa no solicitó autorización ni tiene permiso para esa obra que debe estar autorizada por el Gobierno provincial. De allí que los ambientalistas se reunieron con diputados y senadores provinciales, aunque pocas respuestas obtuvieron de ellos. Igualmente dicen que el trámite administrativo sigue su curso y los ecologistas no abandonan la idea de acudir a la Justicia para obtener un recurso que eche por tierra el terraplén.
“Tampoco existen análisis de impacto ambiental o un estudio sobre los riesgos que puede traer el uso de agroquímicos. Ya existen casos de contaminación en el lugar que ponen en riesgo a la comunidad. Dentro del predio existen vertientes naturales que están siendo anuladas, y hasta vive allí un pájaro único en el mundo llamado porofila zelichi, y que está perdiendo su hábitat natural. Existe jurisprudencia en la ciudad de San Jorge, Santa Fe, que dice que para el uso aéreo de glifosato se requiere una distancia de 1.500 metros del agua y 800 de la vivienda más cercana. Aquí el río está a 50 metros, y es de donde la ciudad de Colón toma el agua para la población”, precisó Serratti.
El predio perteneció inicialmente a la familia Salvia, muy conocida en la región, y luego de varios traspasos concluyó en manos de Iberpapel, una empresa de origen español que, según versiones, habría puesto sus activos a la venta en Entre Ríos luego de sancionada la llamada “Ley de la Madera”, que impedía la exportación de eucaliptos hacia el Uruguay.
El proyecto
EL PROYECTO DE RESOLUCIÓN que firman los diputados nacionales Atilio Benedetti, Gustavo Cusinato, Ricardo Alfonsín, Hilma Ré y Lisandro Viale advierte que “la preservación del medio ambiente y la necesidad de políticas sustentables que garanticen la protección de las zonas con recursos hídricos, forestales y de especies autóctonas debe ser, sin lugar a dudas, una de las prioridades de los Estados nacional y provinciales”, dijeron los legisladores en el texto que estudia la comisión de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios. Según consigna el sitio RecintoNet, se subraya que “por motivaciones económicas, numerosas empresas privadas en nuestro país no colaboran con estos objetivos. Ejemplo de esta problemática es el caso de la empresa Iberpapel Argentina S. A., propietaria de 7.000 hectáreas al norte y al este de la población de Liebig. En ellas se dedica a la plantación de eucaliptos para proveer a plantas de celulosa. En los últimos tiempos ha producido quema de pastizales, movimientos de tierras y la construcción de un terraplén de ocho kilómetros de extensión en los humedales de la cuenca del arroyo Caraballo, en Colón” afirma el proyecto. Y, cita que “según Europa Press, Iberpapel enfrenta este año una caída de sus ingresos del 65 % con respecto al ejercicio del año pasado. Situación que ha redundado en una caída de las acciones que cotizan en la bolsa de Madrid. Lo mencionado da como resultado la búsqueda de posibilidades de ‘negocios’ que permitan aminorar las pérdidas en su producción principal: la forestación”.
Foto: Archivo Programa Infoambiente |
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