Tal como sucedió durante los primeros meses del año, Barrio Luján volvió a padecer este fin de semana los estragos del desborde del Río Matanza. Liliana, una de las vecinas, comentó a NCO que hasta el momento lo que se logró es que la escuela Nº 69 se convirtiera en un anexo del centro de evacuados que funciona en el establecimiento educativo Nº 107. En la entidad hay 162 personas, 100 de las cuales son niños. Recién este martes recibieron asistencia médica.
“En este momento, por suerte las aguas están bajando, pero hay que desinfectar todavía. Ahora estamos en el colegio, luego de las discusiones que tuvimos con el Municipio. Así, los elementos que se lleven a la escuela Nº 107, se dividirán para la Nº 69. Aquí las familias perdieron prácticamente todo porque a las tres de la mañana el agua comenzó avanzar y no nos dio tiempo a nada”, comentó.
Al respecto, remarcó que han recibido colchones, frazadas, alimentos, agua y pañales de parte de la Municipalidad. “Nosotros tenemos que estar diciéndoles qué es lo que nos hace falta. Aquí estamos desde el domingo y ellos eran conscientes de que teníamos aquí a una embarazada, además de un niño recién nacido”.
“Anoche, esta chica embarazada de ocho meses no fue asistida y su presión subió a 16. Hoy fue internada y atendida por los médicos porque vino la coordinadora de salud y las llevó al hospital”, señaló.
Con respecto al personal municipal, indicó que este lunes se acercó la delegada y la asistente social. “Desde ayer nos ayudaron un poco. Ahora el colegio está cerrado porque la mayoría de los chicos evacuados son alumnos de ella”.
También, resaltó que varias casas han quedado totalmente destruidas porque el agua las tapó por completo. Cabe destacar que la inundación superó el metro y medio de altura, llegando en muchos casos a cubrir los dos metros.
“De mi casa no pude salvar nada, todo quedó destruido porque el agua comenzó a subir a las tres de la mañana y no nos dio tiempo a rescatar nada. La mayoría de los que hoy estamos aquí hemos perdido todo”, indicó agregando que a principios de año sucedió lo mismo con las intensas tormentas que azotaron a gran parte de la provincia de Buenos Aires.
En este sentido, comentó que la mayoría de las viviendas son precarias, especialmente las de quienes viven en el fondo del barrio. “A ellos el agua los cubrió casi por completo”, dijo la mujer.
Con respecto a la normalización de la situación, calculó que posiblemente el agua bajé del todo el próximo fin de semana. “El problema está en que adentro de las casas el agua continúa. Esto podría solucionarse un poco si es que no vuelve a llover. La desesperación de la gente fue increíble, porque Defensa Civil no llegaba y entre los vecinos nos tuvimos que sacar con carros y caballos”.
En relación a los niños, destacó que no recibieron atención médica: “A pesar de que el sábado la directora nos abrió el colegio, porque hablé con ella y lo habilitó, la escuela no estaba asentada como un centro de evacuados. Desgraciadamente es el único lugar que nos abrió las puertas para poder alojar a estos chicos que estaban sufriendo”.
También, señaló que, en medio de la odisea para poder salir de su casa, a una madre se le cayó su bebé de dos meses en el agua. “Lo pudimos rescatar porque no alcanzó a hundirse ya que a la madre se resbaló y se le fue de las manos. Pero era una desesperación poder llevarlo a un lugar seco y hacer algo caliente. Recién hoy vinieron los médicos. Muchos de los nenes tienen problemas respiratorios y uno de ellos quedó internado porque tenía un cuadro muy elevado de saturación de oxígeno”.
Por último, dijo que la escuela se encuentra en el lugar más alto de la zona.
El mismo caos
A fines del mes de marzo, Ramona Villalba, una de las vecinas afectadas comentaba a este medio que “durante la inundación, debimos refugiarnos en la escuela Nº 70, que queda a tres cuadras, y no tuvimos ninguna respuesta porque la entidad supuestamente no estaba habilitada”.
“Rompimos la puerta y nos metimos nosotros, por lo que el Municipio no se hizo responsable y no nos asistió en nada. Ellos nos pedían que nos vayamos a una institución educativa que pertenece a Rafael Castillo para darnos alimento, pañales, colchones y frazadas, que siempre se les da a los evacuados. Pero nosotros no quisimos ir por la inseguridad, ya que no podemos dejar la casa sola”, había señalado la mujer.
Asimismo, en aquel momento dio a conocer que “los únicos que pasaron por aquí esos días fue personal de Defensa Civil, que es a quienes nos acercamos a preguntarles dónde podíamos llevar a los chicos porque el agua subía y nos dijeron que nos arreglemos solos porque ellos estaban por otra cosa. En ningún momento se cortó la luz, pese a que los medidores están bajos. La gente que estaba arriba de los techos quedó despojada y nosotros le alcanzamos el alimento y el agua”.
En dicha época ocurrió el trágico episodio en el que falleció Edgardo, el niño que se ahogó al caer en el arroyo Susana. |
|
|