Los residentes del populoso asentamiento La Esperanza, ubicado en la zona Norte de la ciudad, manifestaron su preocupación por una “laguna artificial” de aguas servidas que se encuentra en pleno corazón de la barriada. Los colindantes con el charco comentaron que desde hace 3 años, aproximadamente, cohabitan con este peligroso foco infeccioso.
Según contaron, hace años atravesaba por allí un arroyo, y por la construcción de viviendas, el agua se empozó en el lugar. Además, como las calles tienen una pendiente, el agua se acumula en este punto del asentamiento.
A todo esto, se suma otro problema: el acopio de basura. La gente de La Esperanza no cuenta con un servicio de recolección de residuos sólidos urbanos, y algunos vecinos arrojan allí las bolsas con desechos, potenciando aún más el foco infeccioso.
Roxana es residente de este barrio y contó a El Ancasti que los olores que emanan desde este charco son desagradables, sobre todo en verano. Las lluvias también complican el panorama en La Esperanza, porque con cada precipitación el lago de aguas servidas se desborda. “Los olores no se pueden aguantar. Ahora, con el viento, casi no se sienten, pero en verano es insoportable. Sabemos que es peligroso y aún así hay gente que saca agua de ahí para regar la calle”, comentó.
Para la gente de este asentamiento, este lago desaparecerá cuando concluyan los trabajos de urbanización, que consisten en la apertura de calles, la construcción de veredas, cordones cuneta, cloacas y tendido eléctrico. En este sentido, señalaron que si bien hace poco más de 6 meses se delimitaron las parcelas y se abrieron las calles, aún no cuentan con un servicio de recolección de residuos. Esto es motivo para que las bolsas con basura pululen en cada rincón de La Esperanza.
Los trabajos para mejorar el barrio se vienen gestionando desde hace varios años, pero recién en los últimos meses empezaron a realizarse. “Nadie viene a apurar las cosas. La urbanización se viene haciendo, pero de manera lenta, poco a poco. Hasta ahora se realizaron algunas veredas y cordones cuneta que, de algún modo, ya abrieron las calles”, precisaron.
No obstante, los residentes de La Esperanza aún no están conectados a la red de agua potable ni de cloacas y tampoco cuentan con los servicios de energía eléctrica, los cuales consideran que son primordiales para tener una mejor calidad de vida y para no tener que convivir con el peligro que implican las conexiones clandestinas. Este reclamo no es nuevo.
"Sabemos que este 'lago' es peligroso y aún así hay gente que saca agua de ahí para regar la calle”. Roxana.
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