El gobierno de Rusia advirtió ayer que los incendios forestales que está sufriendo el país, los peores en casi cuatro décadas, implican una amenaza nuclear si no son contenidos, mientras el número de víctimas fatales continúa aumentando.
La peor ola de calor que afectó a la nación en un siglo podría intensificarse mañana, con temperaturas récord de 40 grados centígrados y continuaría la semana próxima, dijeron pronósticos climáticos.
El primer ministro Vladimir Putin anunció una prohibición de exportación de cereales y productos derivados por primera vez en 11 años, desde el 15 de agosto hasta diciembre, y su portavoz dijo que la medida se aplicaría incluso a contratos ya firmados.
El ministro de Emergencias Sergei Shoigu indicó que el calor de los incendios en la región de Bryansk, que ya padece contaminación nuclear desde la catástrofe de Chernobyl hace más de 20 años, podría liberar a la atmósfera partículas radioactivas dañinas.
“En esos hechos de incendio, los radionucleidos podrían alcanzar (el aire) junto con una combustión de partículas, lo que derivaría en una zona contaminada‘, explicó el funcionario por televisión, sin dar mayores detalles.
Shoigu agregó que ya se habían producido dos incendios en la región de Bryansk, ubicada a unos 400 kilómetros al sudoeste de Moscú, aunque aclaró que fueron rápidamente contenidos.
Incendios en bosques y turberas quemaron cientos de casas, dejando a miles de personas sin techo en medio del verano más caluroso desde que comenzaron a medirse las temperaturas hace 130 años, lo que impulsó a líderes a declarar el estado de emergencia en siete de las regiones más afectadas.
El territorio cubierto por incendios silvestres se incrementó a más de 1.200 kilómetros cuadrados desde los alrededor de 1.100 kilómetros cuadrados del día anterior, según informó el sitio de Internet del Ministerio de Emergencias.
La ministra de Salud Tatyana Golikova dijo en una reunión de gobierno que 44 personas habían fallecido en todo el país en los incendios, en tanto otras seis murieron en hospitales, lo que aumentó la cantidad de víctimas fatales a 50.
Las temperaturas en Moscú alcanzaron los 36 grados, aunque un cambio en la dirección del viento dio un respiro a la capital rusa al dispersar el agobiante y tóxico humo que había cubierto la ciudad.
Se pronostica un aumento de la temperatura para mañana y la semana que viene, en tanto se espera que el calor recién comience a disminuir después del 23 de agosto.
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