Los gobiernos de la Argentina y Uruguay ya discuten la espinosa definición de los aspectos técnicos del monitoreo ambiental que alcanzará al río Uruguay y a las plantas ubicadas sobre ambas márgenes, incluida la cuestionada pastera de UPM (ex Botnia).
Ayer se concretó en Montevideo una reunión de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), en un marco de estricto hermetismo.
El objetivo fue comenzar a consensuar, entre otros puntos, los parámetros a utilizar en los controles y los planes de trabajo destinados a aplicar la lupa sobre los potenciales focos de contaminación. Fueron de la partida el representante argentino ante ese organismo, Hernán Orduna, y su par oriental, Eugenio Lorenzo.
«Se está hablando en la CARU para saber exactamente los valores y los parámetros con los cuales se van a medir todos los establecimientos agrícolas e industriales de ambas márgenes», aseguró ayer el canciller Héctor Timerman. Entienden los asambleístas que los parámetros que hoy rigen en Uruguay «están hechos a la medida de Botnia».
En paralelo, el ministro de Cristina de Kirchner sostuvo que no garantizó a los ambientalistas -en el encuentro que mantuvieron el pasado miércoles- que se encargaría del cierre de la pastera si se comprueba un escenario de contaminación.
Ante la difusión de supuestas declaraciones en ese sentido, Timerman se apresuró a llamar ayer a la radio El Espectador de Uruguay para enfatizar que se trató de «una interpretación de quienes estaban presentes en la reunión».
«Bajo ningún concepto el canciller argentino puede cerrar nada en Uruguay, e incluso si contaminase una empresa en Uruguay no tengo autoridad para hacer nada; quiero que lo descarten porque es una ridiculez», se encargó de remarcar.
«Respeto al Uruguay y jamás haría algo que pusiera en duda ese respeto; la soberanía uruguaya y la argentina están respetadas absolutamente», enfatizó el canciller, y llamó ayer a su par uruguayo, Luis Almagro, para desplegar las explicaciones correspondientes.
Por su parte, el gobernador de Entre Ríos, el justicialista K Sergio Urribarri, desembarcó ayer en Gualeguaychú, mantuvo un breve encuentro con asambleístas (antes recibió a vecinos que embistieron judicialmente contra el piquete, para incomodidad de los enviados de la Asamblea) y escrituró dos islas clave.
«Siempre estuve en contra del corte, del método, y lo sostengo, como también sostengo que Botnia contamina», había asegurado el mandatario en la noche del miércoles.
En este marco, Timerman remarcó que «los únicos dos argentinos que van a entrar en las fábricas de Uruguay son los dos científicos que designe el Gobierno argentino».
En caso de que se verificara que una fábrica contamina, «la autoridad correspondiente va a tomar las medidas necesarias, y en Uruguay será la DINAMA», expresó, en referencia a la Dirección Nacional de Medio Ambiente de Uruguay.
En paralelo, respecto del número de ingresos anuales de los científicos a las plantas a monitorear -incluida la pastera finlandesa-, el ministro de Relaciones Exteriores insistió en que, más allá de que el acuerdo sostiene que se podrá acceder hasta 12 veces al año, ese número en ciertos casos se podría ampliar.
«Es como un paciente: si hay algo peligroso para la vida humana lo correcto es que los científicos entren las veces que sea necesario para controlar eso y anular los efectos nocivos que pueda haber, de ambos lados de las orillas», graficó.
|
|
|