La introducción y el avance del riego como herramienta de desarrollo es uno de los hechos más notables del crecimiento económico verificado durante el siglo XX. Desde Mendoza a California, desde México a China, desde el Sudeste asiático a Egipto o Australia en pocos años se incorporaron a la producción millones de hectáreas.
Un esfuerzo de inversión, de planificación y desarrollo de ingeniería, de creación de nuevas leyes e instituciones del agua, que produjo la ocupación de nuevas áreas, y convirtió a millones de pobres en modernos agricultores.
La economía del riego, que en el país mantiene una escala regional, en otros países de similar potencial y condiciones históricas es hoy una prioridad nacional, porque provee estabilidad social; por el alto valor económico de su producción exportable y por su contribución a la seguridad alimentaria.
Los párrafos precedentes dan inicio al resumen ejecutivo de un trabajo titulado: "Más allá de la tranquera: desafíos actuales y escenarios futuros del riego", que presentará en Mendoza el Ing. Agr. Javier Zuleta.
El profesional es especialista en Gestión de Recursos Hídricos de la Unidad Agua y Ambiente del Banco Mundial, y expondrá junto a expertos nacionales y del exterior en las V Jornadas de Actualización en Riego y Fertirriego.
Zuleta, afectado específicamente al Departamento Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe de esa Unidad, advierte que aquellos aspectos positivos “se ven contrastados por los impactos ambientales que genera el riego, la creciente competencia por el agua desde los sectores urbano-industriales y por la incertidumbre de eventos extremos asociados al cambio climático”.
El trabajo, al que tuvo acceso FINCAS, subraya que esta discusión “se ha visto exaltada por el incremento de los precios de alimentos a partir de 2007, la debacle de los mercados financieros en 2008 y, más recientemente, por el debate del financiamiento de adaptación de la agricultura a los efectos del cambio climático en los países no desarrollados”.
Acciones a tomar
Estos tres factores obligan a revisar las acciones para asegurar un desarrollo sostenible del riego. De hecho, “las estrategias que se adoptan para enfrentarlas van marcando el camino que seguirán las explotaciones bajo riego”, dice el informe.
El especialista explica que las principales líneas de acción adoptadas en distintas regiones, en el marco de un manejo integrado de los recursos hídricos a nivel de cuenca son: modernización integral de los grandes sistemas de riego con agua superficial; manejo más eficiente del agua en la finca; mayor desarrollo de los sistemas de drenaje y recuperación de suelos degradados y mejora del manejo del riego complementario en áreas de secano.
Pero también la expansión del reuso de aguas de drenaje y efluentes tratados; la adaptación de los sistemas a escenarios de cambio climático a partir de una mejor regulación de la oferta y de la demanda y del uso conjunto del agua subterránea; mejora de los incentivos económicos y del marco institucional y legal del sector; y desarrollo de nuevos instrumentos para mejorar la eficiencia de las inversiones públicas y para movilizar capitales privados en gran escala.
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