El denso humo que desde hace días invade Moscú y gran parte del centro de Rusia llegó ayer a las puertas de San Petersburgo, la antigua capital de los zares, que hasta ahora no fue alcanzada por los incendios forestales que devastan el país en medio de una ola de calor histórica.
Según los expertos, el humo que cubrió varios barrios de San Petersburgo se iría hoy, pero los habitantes de la ciudad, y también de la cercana Finlandia, mostraron preocupación ante la densidad del aire, de seis a diez veces superior a la norma.
De todos modos, el tráfico aéreo en el aeropuerto internacional de Pulkovo no se vio afectado por ahora. En Moscú en cambio, los aeropuertos seguían registrando retrasos y muchos aviones fueron desviados a otras ciudades.
La capital seguía sofocada por el humo y temperaturas de 38 grados. Y las previsiones meteorológicas no eran alentadoras para el oeste del país, donde es probable que los termómetros alcancen 44 grados en las regiones afectadas por el fuego. Recién se prevé una ligera baja de 3 o 4 grados a partir del miércoles, según los servicios meteorológicos.
El alcalde de Moscú, Iuri Lujkov, muy criticado porque no quiso interrumpir sus vacaciones alegando haberse "herido haciendo deporte", decidió finalmente regresar ayer a la capital.
En tanto, los incendios que ya causaron un desastre en la agricultura rusa no ceden. Este fin de semana se desataron 250 nuevos focos y las llamas se acercaban peligrosamente al centro de investigación atómico de Snezhinsk, unos 80 km al sur de Ekaterimburgo, aunque los bomberos lograron contenterlo por el momento, según las autoridades.
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