Al menos 127 personas murieron y 2.000 están desaparecidas a raíz de los deslizamientos de tierra en el noroeste de China, que se enfrenta a las peores inundaciones en una década, informó ayer la agencia oficial China Nueva.
El primer ministro Wen Jiabao, que llegó en horas de la tarde a la provincia siniestrada de Gansu, y el presidente Hu Jintao animaban a los equipos de socorro para que salven más vidas.
Los deslizamientos de tierra ocurrieron el sábado por la noche, en la provincia montañosa de población mayoritariamente tibetana, tras las fuertes precipitaciones, precisó China Nueva, citando a Mao Shengwu, responsable de la administración local. Habría unos 50.000 damnificados.
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