El lago San Roque se ve bajo. Tanto como el invierno pasado. Pero está 35 centímetros por arriba del nivel que tenía hace exactamente un año.
El dique La Quebrada luce algo mejor: tiene dos metros más de agua que hace 12 meses, cuando se veía alarmantemente bajo. ¿Significa que los habitantes de la ciudad de Córdoba y de las Sierras Chicas escaparán este año a la crisis hídrica que los tuvo en vilo el verano pasado? ¿Puede repetirse ese escenario este año?
Desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Provincia creen que la situación no se reiterará, aun con una sequía igual a la sufrida en la zona serrana entre octubre y febrero últimos. Pero otros sectores vinculados al tema no están tan seguros y abren el paraguas.
Aunque la sequía generó una crisis hídrica en toda la provincia, fue en los lagos San Roque y La Quebrada donde más impactó porque son absolutamente claves para asegurar agua potable a los habitantes del Gran Córdoba uno, y de las localidades de las Sierras Chicas el otro.
El San Roque. En Villa Carlos Paz la advertencia comenzó a circular hace unos días. La versión local señala que el municipio y la Cooperativa Integral que presta el servicio de agua potable declararían la alerta naranja en las próximas semanas, si sigue en baja el nivel del San Roque.
El lago estuvo más bajo que nunca en el seco verano, pero fue recuperando nivel en el lluvioso otoño. Al invierno no llegó mal, pero está bajando varios centímetros por día y siguen varios meses de estación seca que no presagian lluvias. Ayer tenía 31,98 metros frente a los 35,30 de su vertedero. En abril se acercaba a los 35 metros.
"Tanto el nivel del San Roque como el caudal del río San Antonio se encuentran en condiciones similares al año pasado", marcó Juan Carlos Sola, gerente de la Cooperativa Integral de Carlos Paz. Interpretó que si no llueve lo necesario "hacia fin de año se repetiría la situación de crisis hídrica".
"Si bien no estamos en alerta, conviene ir concientizando a los usuarios", planteó Sola.
En Recursos Hídricos de la Provincia (ex Dipas) no parecen alarmados. Luis Salomone, subsecretario del área, señaló a este diario que "día a día" revisan la evolución del nivel "de todos los lagos" y que el San Roque "tiene 35 centímetros más que el año pasado a esta fecha". El funcionario explicó que ahora se monitorea con atención los caudales destinados a riego y a generación de energía. Aunque rechazó que actualmente el lago baje porque la usina de Epec esté usando más agua de lo habitual, señaló que si es necesario se reducirán los cupos para energía y riego.
¿De qué depende que no haya emergencia nuevamente? Para Salamone, "de la lluvia y de un manejo planificado". Hasta pronosticó que "aun con una sequía similar, no se repetiría el cuadro del verano pasado".
Del San Roque sale el 70 por ciento del agua que consume la capital cordobesa. De Los Molinos, el 30 por ciento restante.
Los Molinos fue uno de los que, aún con bajante pronunciada, menos problemas tuvo el año pasado. Actualmente está a sólo 2,53 metros de su cota máxima. Pero las obras anunciadas para mejorar el canal que transporta agua hasta la Capital siguen en proyecto.
Se estima que 40 por ciento del agua extraída se pierde en el camino. La obra de entubado no se inició, aunque en Recursos Hídricos aseguran que se están haciendo tareas de mantenimiento para reducir las pérdidas.
Otros lagos
El peor. De todos los lagos cordobeses, es el Pichanas, en el norte, el que más lejos está de un nivel aceptable. Es un pequeño dique usado para riego, ahora restringido.
A cinco metros. El de Cruz del Eje está a cinco metros del vertedero y con ese nivel –según Recursos Hídricos– asegura agua potable para su ciudad vecina, aunque si las lluvias no aportan caudal habría más restricciones para regar campos de esa zona. Con La Viña (Traslasierra) pasa algo similar: tiene 87,85 metros y el vertedero está a 100,50.
El mejor. El de Embalse, el mayor de Córdoba, es el que mejor se ve por estos días:
está a sólo 1,28 metro del vertedero. Tiene 45,22 metros.
La Quebrada. Tiene 29 metros y el labio del vertedero está a 34 metros. Los habitantes de Unquillo, Río Ceballos y Mendiolaza todavía sufren cortes de 12 horas dos días a la semana.
Los Molinos. Fue el que mejor la pasó en la crisis hídrica del verano pasado.
Hoy, tiene 50,36 metros y el vertedero está a 53 metros.
De dónde sale el agua
Hay que medir y cobrar también el uso industrial y agropecuario del agua.
Córdoba es semiárida. No le sobra el agua. Requiere de un esforzado equilibrio entre la que tiene y la que demandan sus cada vez más habitantes y actividades.
Para cuidar un recurso por el que el mundo se prepara para pelear por él, hay dos puntas: el uso y la producción.
Cuidar el uso es evitar el derroche. Está demostrado que los usuarios de ciudades con medidores, que pagan según sus consumos, utilizan mucha menos agua. En promedio, los usuarios con régimen medido gastan 50 por ciento menos que quienes no lo tienen.
Pero suena esquizofrénico que se le cobre por 100 litros de más sólo a la tía de la esquina, y no se aplique la misma vara a los millones de litros de agua potable que utiliza la industria o el sector agropecuario en riego extensivo.
No hay dudas de que evitar el derroche es una punta, aún pendiente en gran parte de esta provincia.
Pero más pendiente parece el cuidado de la "fábrica" de agua que tiene Córdoba: sus sierras. Allí nacen prácticamente todos los ríos y arroyos que alimentan los lagos y napas cuya agua necesitan los cordobeses presentes y los por venir.
Por desmontes, incendios y crecimiento sin planificación, las sierras producen cada vez menos agua. Sus vertientes están cada más secas y sus laderas más erosionadas.
A pesar de ser una evidencia, poco y nada se está haciendo para revertirlo. Más aún, se acaba de generar un retroceso: la ley de bosques nativos que aprobó esta semana la Legislatura parece un gol en contra de esta necesidad.
¿Verano menos complicado en las Sierras Chicas?
Río Ceballos, Unquillo y Mendiolaza no salen de la emergencia hídrica. Hace casi un año que sus habitantes tienen restricciones.
Actualmente, sufren cortes de 12 horas en el servicio, dos días por semana.
Las tres se abastecen del pequeño lago La Quebrada, que está a casi cinco metros del vertedero. Pero en febrero llegó a estar a 13, la marca más baja de su historia.
"El lago tiene hoy dos metros más de agua que hace un año. Estamos mejor que en 2009, que fue pésimo, pero el nivel es bajo comparado con los registros históricos", señaló Marcelo Fassi, presidente de la cooperativa que presta el servicio en Río Ceballos.
En esa zona, aguardan que se culminen las obras que permitan que la ampliada planta potabilizadora de La Calera suministre toda el agua que usan Unquillo y Mendiolaza, para que el dique La Quebrada abastezca sólo a Río Ceballos.
Sobre ese punto, Luis Salamone, subsecretario de Recursos Hídricos de la Provincia, aseguró que "esas obras están prácticamente terminadas", con lo que desde la planta de La Calera se abastecerá a esa localidad, más Villa Allende, Saldán, Unquillo y Mendiolaza. "Eso garantizará que aún con una sequía como la pasada, no habría inconvenientes en todas las Sierras Chicas", confió Salamone.
Fassi, desde Río Ceballos, cuestionó que no se avanzó este año en medidas concretas para preservar la cuenca, es decir, la zona serrana donde nacen los arroyos que alimentan a La Quebrada.
"La Provincia anunció que transferiría al municipio el poder de control de esa zona, que es reserva hídrica, pero nunca se concretó. Debe avanzarse aún en regular mejor el uso ganadero, turístico y urbano del área, porque cada vez tiene menos vegetación y así produce menos agua para el dique", planteó.
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