Los socorristas se abrieron paso el lunes entre el lodo y escombros para buscar a 1.300 personas que fueron reportadas como perdidas después de que inundaciones y deslaves azotaron el noroeste de China, una más de las anegaciones que golpean a Asia dejando cientos de muertos y millones de damnificados.
El desastre del domingo en la provincia china de Gansu mató a por lo menos 127 personas y cubrió pueblos enteros con agua, lodo y rocas.
El primer ministro chino Wen Jiabao voló el domingo al municipio de Zhouqu para supervisar las labores de ayuda. Wen visitó también el valle del Sanyan, donde una villa de 300 casas quedó completamente sepultada por los deslaves, informó la agencia de noticias Xinhua.
En Pakistán, las fuertes lluvias no ceden y elevan los niveles de los ya crecidos ríos del país, desplazando a otros miles de personas cada día. Se estima que 15 millones de personas debieron abandonar sus comunidades por las peores inundaciones en la historia del país.
El gobierno ha desplegado a miles de soldados para apoyar a las víctimas y distribuir alimentos, pero los esfuerzos han quedado rebasados por la magnitud del desastre que ha matado a por lo menos 1.500 personas.
Miles de paquistaníes en los distritos de Shikarpur y Sukkur acampan en carreteras, puentes y vías del tren, a veces sin otra cosa más que la ropa que llevan puesta.
"Pudimos escapar de las inundaciones, pero quizá el hambre nos mate", dijo Hora Mai, de 40 años.
En la región indio de Cachemira, los socorristas buscan a 500 personas desaparecidas por las inundaciones que han causado 140 muertes.
Más hacia el oriente, miles de soldados limpiaban los caminos para llegar a la región de Ladakh, que quedó incomunicada por las intensas tormentas del viernes.
El lunes, varios helicópteros de la fuerza aérea de la India desalojaron a 36 turistas extranjeros de Zanaskar y otros 100 serían llevados a Leh, la ciudad más grande de Ladakh.
Alrededor de 2.000 turistas extranjeros estaban en Ladakh, un popular destino para el deporte de aventura, cuando cayó la tormenta el viernes, la cual sepultó casas y derribó torres de electricidad y telecomunicaciones.
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