El diputado Víctor Doña trabajó en una serie de comparaciones que ponen en evidencia la flaqueza de los conceptos de la antiminería. De este modo los datos aportados por el legislador ponen a las claras cuál es la realidad del consumo de agua en distintos sectores de la producción.
Uno de los argumentos que se puso desde las provincias andinas a la hora de sancionar las leyes de protección de glaciares provinciales es que es potestad constitucional de los estados provinciales legislar sobre la protección y el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales. Es por ello que las provincias pueden hacer solo presupuestos mínimos y las provincias tienen que encargarse de las particularidades de cada distrito, esto se encuentra dispuesto en los artículos 41 y 124 de la constitución nacional. Por ello Doña considera como atinado el hecho de que las provincias hayan hecho sus leyes de glaciares porque no es más que convalidar un derecho de cada uno de los distritos.
Pese a esto se avanzó en un proyecto de ley de glaciares que cuenta con a aprobación en general de la Cámara de Diputados de la Nación y que surgió como una iniciativa del diputado Miguel Bonasso, quien tiene una marcada posición antiminera. Vale decir que el proyecto tenía fecha de discusión en particular en la sesión pasada del miércoles, pero los opositores en conjunto no consiguieron el quórum propio para poder poner en tela de juicio lo que dispone este proyecto que de acuerdo a sus características es restrictivo para las condiciones de producción en alta montaña.
El oficialismo, busca algunas modificaciones antes de que el proyecto llegue al senado de la nación para ser debatido. La idea que se tiene es obtener una modificación en el artículo 6 que propone restricciones.
“Queremos que se modifique el concepto de control. Cuando sea para minería e industria se tenga en cuenta la restricción en el área glaciar y no periglaciar”, dijo al ser consultado en su momento el diputado Daniel Tomas. Sin embargo, el oficialismo es consciente que este es uno de los principales conceptos que arguyen desde la oposición a la hora de ponerse frente a la minería.
De todos modos, el aporte que hace el diputado Víctor Doña a la discusión es por demás importante. Sostiene que sus comparaciones servirán para esclarecer algunos aspectos que tienen que ver directamente con desmitificar y romper con cierto clise comunicacionales que han servido al objetivo de la desinformación.
Víctor Doña es ingeniero y tiene una larga trayectoria como investigador en la Universidad Nacional de San Juan por lo que su mirada tiene rigor científico al mirar los conceptos que vierte. En su documento Mega Minería vs Megasojización sostiene que “Nuestro planeta es primordialmente de agua. El 75% de su superficie está cubierta de agua. Aproximadamente el 3% de todo el agua es potable, y se almacena en los hielos continentales, glaciares, capas subterráneas, superficies nevadas, lagos y ríos, que son alimentados por precipitaciones níveas y de agua. Un melón es agua en un 98%, un pez en un 80% y los seres humanos, hasta un 75% al momento de nacer. El agua consumida por un ser humano se complementa entre, su consumo directo: 1 ½ litro diario al beber, 40 a 50 litros diarios en limpieza personal; y su consumo indirecto que es el agua que se utiliza en la elaboración de los diferentes productos que él consume y usa: alimentos, ropa, aparatos, etc”. Lo que marca a las claras la importancia que tiene el agua en la vida y la convivencia que tenemos en todos los elementos que nos rodea.
Al profundizar su análisis, el doctor ingeniero y diputado Víctor Doña, a la hora de hacer comparaciones toma el concepto de Agua Virtual que fue introducido en 1993 por el británico John Allan “cuya definición concreta se refiere al agua utilizada en el proceso de producción y elaboración de cualquier bien”.
Si se toma en consideración lo manifestado por Walter Alberto Pengue en su artículo “Agua Virtual”, agronegocio sojero y cuestiones económico ambientales futuras “el caso del uso del agua en la Argentina, especialmente para la producción de cultivos de exportación y acompañada de la mano de un posible ciclo más seco en los periodos por venir, obliga a una reflexión, sobre el uso consuntivo del recurso, especialmente frente a las nuevas demandas productivistas tanto en las áreas pampeanas, como en las regiones extrapampeanas. Es posible que el mayor desafío de los próximos años consistirá en evitar que, por su excelente rentabilidad en ambientes que para otras especies resultan desfavorables, la soja mantenga un predominio que muchos consideran perjudicial en el largo plazo (Sierra, 2006).
Por esto al tomar en cuenta las comparaciones del diputado Doña se puede argüir que “ mediante cálculos-Agua Virtual-, se puede mencionar que para producir una camiseta de algodón se necesitan 4100 litros de agua (l/a), para unos zapatos de cuero 8.000 l/a, para 1 Kg de carne vacuna 16000 l/a, para 1 Kg de carne ovina 6100 l/a, para 1 Kg de carne porcina 4800 l/a, para 1 Kg de carne caprina 4000 l/a, para 1 Kg de soja 1800 l/a, 1 Kg de trigo 1300 l/a, 1 Kg de maíz 900 l/a, etc. Es decir, el hombre consume muchos más litros de agua que los que consume en forma directa. La carne vacuna y la soja, dos fuertes de la economía argentina, son dos grandes consumidores de agua en su tipo en la República Argentina. (web: Waterfootprint).
El detallado informe del legislador consigna que “según el último Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, casi un 70% del consumo del agua disponible para el uso humano lo consumen los cultivos agrícolas. Todos sabemos además que el eje de la economía de nuestro país radica alrededor de la industria agrícola-ganadera, hoy más agrícola que ganadera. La bondad de la pampa argentina ha permitido y permite tener un enorme colchón de ingresos, el cual se ha venido mejorando frente al crecimiento de las plantaciones de soja, producto que los argentinos consumimos en cantidades mínimas y más bien exportamos casi en su totalidad a través de sus diferentes derivados: granos, harina, aceite, pellets. Para un año muy promisorio, este el 2010, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ha previsto una cosecha record de 54,8 millones de toneladas de soja. Simple aritmética, me permite deducir que si tan solo se exporta el 90% de la cosecha total, es decir 49.3 millones de toneladas, y si por el concepto de agua virtual la producción de cada tonelada (1000 Kg) necesita 1,8 millones de litros de agua, quiere decir que el país está exportando virtualmente 88 billones 740 mil millones de litros de agua anuales o equivalentemente 88740 hm3 (hectómetros cúbicos de agua) tan solo por la soja”.
De acuerdo a los cálculos de Doña este consumo equivaldría a 178 embalses completos del Dique Los Caracoles, “es decir se está exportando el Volumen de Agua de este embalse cada dos días”, afirma.
Agrega que “el comercio agrícola mundial puede también ser pensado como una gigantesca transferencia de agua, en forma de materias primas, desde regiones donde se la encuentra en forma relativamente abundante y a bajo costo (pampa argentina), hacia otras donde escasea y su uso compite con otras prioridades. Argentina es el cuarto país exportador de agua virtual, y esto gracias a los granos (soja mayoritariamente) y a las carnes. Asimismo, por opinión de científicos sanjuaninos, si se tiene en cuenta que la superficie de glaciares de alta montaña en San Juan relevada a la fecha es aproximadamente 39000 Ha (Hectáreas) y que cada Ha produce en promedio 0,7 litros de agua/segundo, la producción de agua por glaciares solamente sería de 27 m3/seg y necesitaríamos 7 meses para el llenado del citado embalse Los Caracoles.
16.000 litros de agua virtual se necesitan para producir un kilogramo de carne en la Argentina.
1.800 litros de agua virtual se utilizan para producir un kilogramo de soja, el grano nacional más exportado.
50 hm3 anuales es lo que demandaría la minería teniendo en cuenta los permisos de agua que se han solicitado.
88.740 hm3 es lo que requiere la soja que se produce en la Pampa Húmeda. Toda es agua que se exporta.
75% de la superficie de la tierra se encuentra cubierta por agua. Es el elemento que mayor presencia tiene en el planeta.
98% de agua tiene en sus componentes un melón, siendo una de las frutas que mayor cantidad de líquidos tiene.
70% del agua utilizada para el consumo humano en el mundo tienen como destino la producción agrícola.
Una respuesta política
Al mirar los consumos de agua con una óptica diferente se nota a las claras que “las diferencias son enormes y esto me permite rebatir un par de fundamentos expresados por el Diputado Nacional Miguel Bonasso, en su Proyecto de Ley sobre Protección de Glaciares, Diputado que debiera preocuparse más bien por el consumo de agua en el desarrollo de la economía de la región que representa (zona sojera) y no tanto por el consumo de agua en el desarrollo de otras economías, donde actúa y opina con total desconocimiento”
Es por ello que toma como referencia algunos de los fundamentos del legislador porteño y a su ves se encargó de rebatirlos.
1-“Nos preocupa la defensa de los recursos naturales y el medio ambiente….El agua constituye el
recurso fundamental para la vida humana frente al cual cualquier emprendimiento económico, por importante que sea, pasa inexorablemente a un segundo plano”. Doña marca que “quiero mencionar señor Director que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires prevé para el año 2010 una exportación por granos y derivados por 24500 millones de dólares, de los cuales 80% serán gracias a la soja y sus derivados que implican la exportación de 88740 hm3 de agua virtual. Aquí veo que esto es muy importante y no veo que haya pasado a segundo plano”.
2-“También es muy preocupante que un Poder del Gobierno de la República pretenda sustituir a otro, nada menos que al Congreso, para entronizar en su lugar a un foro de representantes y ejecutivos provinciales y empresas privadas interesadas en la explotación minera. Esto es un giro corporativo y particularista que flaco favor hace a la calidad institucional y a la salud de la república democrática”. Quiero aquí mencionar Sr. Director que este mismo representante nacional votó en contra de la conocida Resolución 125 que pretendía indirectamente regular y disminuir las exportaciones de soja. Adviértase que tan solo el reemplazo de exportación anual de 1 millón de toneladas de soja por maíz, implicaría el ahorro de 900 hm3 de agua, esto es casi dos embalses de Los Caracoles por año. En este sentido, la Res. 125 podría verse como una Ley que también cuidaba el agua. De la misma manera puedo plantear también, y permitiéndoseme la duda, la existencia de otro foro de representantes y ejecutivos de la pampa sojera argentina, sus megaempresas, sus corporaciones sojeras y los grandes terratenientes privados, que privilegiaron la megasojización y fuertemente influyeron en esa oportunidad en el Congreso, y no midieron en ese momento para nada el cuidado del agua ni tampoco legislaron el cuidado de la misma para el futuro en su región.
Doña explica que “es fácil legislar para otras economías cuando no se conoce el trasfondo de las mismas, así también se puede hacer mucho daño. Es inoportuno que hablen de la Megaminería y de sus asociaciones ilícitas atacando y degradando nuestra economía regional, cuando los sanjuaninos raramente hablamos de la Megasojización, y más bien observamos el fenómeno del crecimiento. No quiero privar que otras economías se desarrollen y mucho menos legislar sobre ellas, pero que nos dejen desarrollarnos sustentablemente con nuestra escasa agua, como lo hemos hecho históricamente, ya que la sabemos y sabremos cuidar y administrar. El problema de la escasez de agua en Argentina no está ni estará en San Juan, la Minería consumiría escasamente del orden de 50 Hm3 anuales, frente a los 88740 Hm3 anuales que consume la soja exportada”.
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