El descontrolado aumento poblacional en las costas del sur de Uruguay deterioró las aguas del Río de la Plata en un extenso tramo, en el cual se confunden con las del océano Atlántico, alertan los científicos. El crecimiento no planificado de la Ciudad de la Costa, por ejemplo, tuvo efectos dramáticos.
"La zona costera y los cursos de agua dulce son ecosistemas extraordinariamente importantes, donde las acciones afectan directamente las condiciones ecológicas marinas y viceversa", explicó a Tierramérica el profesor Omar Defeo, de la Unidad en Desarrollo de Ciencias del Mar de la Facultad de Ciencias de la estatal Universidad de la República, según publicó un informe de la agencia IPS.
Defeo indicó que en lugares como la Costa de Oro, en el sureño departamento uruguayo de Canelones, "hay áreas de cría, de alimentación de aves y de mucha actividad socioeconómica".
"Son ecosistemas que se encuentran en un equilibrio dinámico con el océano, donde hay diferentes fuentes de intercambio", añadió.
La población de la Ciudad de la Costa, contigua a Montevideo, aumentó 93 por ciento en la década del 90, en el mayor crecimiento demográfico de América Latina en ese período.
La expansión del distrito, que hoy congrega a más de 120.000 personas, no fue acompañada de infraestructura de saneamiento ni de un plan urbano, y eso tuvo un impacto dramático en su franja costera, puntualizan los expertos. Empero, reconocen que ahora comienzan a aparecer planes para revertir la situación con asistencia de agencias multilaterales.
El biólogo Pablo Muniz, profesor adjunto de oceanología de la Facultad de Ciencias, dijo a Tierramérica que si se alteran estos ambientes, "no queda nada desde el punto de vista biológico y, al afectar los cuerpos de agua dulce que desembocan en el Río de la Plata, ello repercute negativamente en las aguas del Atlántico".
El medio marino, que abarca océanos, mares y zonas costeras adyacentes, constituye un componente esencial para la sustentación de la vida y un valioso recurso para el desarrollo sostenible, como fue resaltado en la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, de 1992 en Río de Janeiro.
En Uruguay se reconoce la importancia marina y los especialistas alertan con "preocupación" sobre el deterioro ambiental que persiste en este ecosistema.
País de cara al mar
Nuestro país tiene más de 700 kilómetros de costas sobre el Río de la Plata y el Atlántico, donde viven más de 70 por ciento de sus 3,3 millones de habitantes.
En esa faja se concentran la pesca, el turismo, la navegación e industrias que suman 75 por ciento del producto interno bruto, según el informe GEO 2008: Evaluación del Estado del Ambiente en Uruguay, del cual Defeo fue coautor.
Los principales problemas son la alteración del hábitat por agentes contaminantes, la erosión, la extracción de arena y la interferencia en el transporte natural de sedimentos, agrega el estudio elaborado para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Ministerio de Vivienda y Medio Ambiente, con apoyo de otras agencias.
El retroceso de las playas ha destruido calles y casas sobre la costa en varios de una treintena de balnearios de la zona, mientras que otros sufren el proceso contrario, de sedimentación, con las dunas invadiendo las plantas urbanas.
La desaparición de playas en Ciudad de la Costa obedece al mal manejo de las aguas pluviales que desembocan en el río y que antes quedaban confinadas en humedales hoy desaparecidos por la urbanización desordenada.
La situación de Montevideo
Pero las aguas del Plata no sufren sólo en la Costa de Oro. Los estudios también alertan de áreas críticas, por su contaminación orgánica y con metales pesados, como los arrastrados por el río Santa Lucía y el arroyo Pando, que corren por el área metropolitana de Montevideo, que abarca los vecinos departamentos de Canelones y San José.
Otra víctima es la bahía de Montevideo, aunque la acción de las autoridades de este departamento ha logrado reducir parte de la voluminosa carga de agentes contaminantes que aportaba el arroyo Miguelete, que cruza la ciudad.
Muniz afirmó que hoy, 10 años después de un estudio realizado por un equipo de la Facultad de Ciencias por orden de la intendencia, las descargas de plomo y cromo detectadas entonces, disminuyeron en 90 por ciento. Esa mitigación se observa en el ambiente acuático, sostuvo.
A orillas del Miguelete y del Pantanoso, otro arroyo capitalino, "había curtiembres que desechaban sus productos a base de cromo", otras industrias y "el tráfico de navíos en el Puerto de Montevideo", explicó Muniz, quien formó parte del equipo investigador.
Pero en los últimos cinco años "hubo una intensificación en la aprobación de leyes ambientales y en los controles del vertido de las industrias, además de la disminución de curtiembres y mejoras en el tratamiento de los efluentes", señaló.
Pero la situación sigue siendo comprometedora para los cursos de agua dulce y la zona costera del sur uruguayo, advierte Defeo.
"Tenemos que generar estrategias de manejo integrado de las costas que sopesen los diferentes factores que las afectan. El tema amerita la presencia del Estado y la generación de políticas de largo plazo", señaló.
El director nacional de Aguas y Saneamiento, José Luis Genta, aseguró que se intenta un mayor control ambiental del Río de la Plata.
Para eso se trabaja, dijo, en el Proyecto Protección Ambiental del Río de la Plata y su Frente Marítimo: Prevención y Control de la Contaminación y Restauración de Hábitats, en conjunto con Argentina.
Sin embargo, el director de Medio Ambiente, Jorge Rucks, reconoció que es necesario fortalecer la gestión costera.
"El manejo integrado de la relación entre el mar y la costa, afectado por el desarrollo de las actividades humanas, no lo hemos controlado con la capacidad que deberíamos, es una política que tratamos ahora de desarrollar", afirmó.
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