Tras el corte total de distribución de agua potable en la ciudad, Assa pedirá al Ejecutivo provincial que tome como prioridad dos obras para 2011 y las incluya en el presupuesto: la colocación de esclusas nuevas, inversión estimada en $ 1.200.000, y la rehabilitación de la toma Calchines ($ 3.500.000).
Actualmente, en la planta existen las tres llaves que hubiesen evitado la paralización del servicio el 22 y 23 de julio pasado. Pero no están operativas porque no reciben mantenimiento ni fueron activadas en años. Su función es permitir el ingreso de agua de las dos tomas -Riacho y Colastiné- a la planta potabilizadora. A su vez, hay una cuarta válvula, ubicada junto a la captación del Riacho, que no pudo cerrarse totalmente cuando se intentaba reparar el caño debido a la presencia de sedimentos en el agua cruda.
“Si poníamos en marcha esas válvulas se podría haber independizado el agua proveniente del Colastiné. ¿Pero si no funcionaban? Generábamos un riesgo mayor al beneficio que podríamos haber obtenido”, sentenció Alberto Daniele, titular de la empresa, en una entrevista con El Litoral.
— ¿Por qué?
— Era una maniobra peligrosa. Son antiguas y no hay sustitutos para diámetros de 800 metros como éstas. Tendría que ser una acción programada con válvulas de repuesto de las mismas características y no en medio de la emergencia. Cuando el mantenimiento de las grandes instalaciones de la planta no se realiza en forma permanente y sistemática pasan a ser una amenaza. Si hago el mantenimiento adecuado puedo confiar en que esa válvula me sirva en algún momento para sectorizar una parte del servicio y trabajar en mejores condiciones. Cuando durante años eso no se hace, las válvulas se transforman en un riesgo porque trabajan con agua cruda, con sedimentos, con oxidación. Y en el momento en que se tocan pueden entrar en colapso y generar un escenario peor del que se intenta controlar.
—¿Por eso no las activaron?
— En ese concepto están inscriptas algunas de las operaciones que fueron descartadas en la emergencia.
— ¿Y por qué nunca las pusieron a prueba sin que medie una emergencia?
— Priorizamos las obras que tienen que ver con la confiabilización de la provisión del servicio, por ejemplo, la ampliación de la planta potabilizadora que inauguramos este año; llevamos el agua a Alto Verde, inauguramos el sistema del acueducto suroeste y estamos trabajando con la Municipalidad para expandir agua confiable a los barrios del norte. Todo esto se hace y se programa. Y simultáneamente se realizan programas preventivos que coexisten con las acciones no previstas, como lo que ocurrió con la cámara de carga del sistema de impulsión de desagües cloacales hacia el Colastiné, en lo que tuvimos que invertir 800 mil pesos.
— ¿Tienen registro de que existan esclusas debajo de avenida Alem?
— No hay constancia en la empresa de esas llaves que el diario mencionó en un artículo. En algún plano figura una válvula en Dorrego y Candioti pero se intervino el sector y se encontró una de aire (para purgar) pero no de cierre.
El caño roto
Durante la entrevista Daniele hizo hincapié en que la rotura del caño que capta agua cruda del riacho Santa Fe “fue un imprevisto”, tal como dejó asentado en el informe que la semana pasada elevó al Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress) que abrió una investigación y pidió mayores precisiones.
“Durante décadas se ha carecido de una política de Estado sustentable, que contemple mantenimiento preventivo y correctivo, en los servicios sanitarios de Rosario, Santa Fe y de las 15 localidades. En la última época de Obras Sanitarias, de Dipos y de la privatizada, el mantenimiento fue abandonado y no formó parte de una política sustentable”, aseguró. Por eso, ahora, “disponer de un servicio absolutamente confiable en la totalidad de nuestro ámbito prestacional es un trabajo que va a demandar mucho tiempo e inversiones sostenidas a lo largo del tiempo”, agregó.
— ¿A esto atribuyen la rotura del caño?, ¿pudieron averiguar cuándo fue reparado?
— A través de testimonios orales de antiguos empleados, hemos podido determinar la fecha de esta intervención: fue en 1993, cuando por administración -en la época de Dipos- se realizó una ventana en el conducto para desagotar la cañería a través de un sistema de bombeo. Esa es la presunción porque no existe documentación, ni siquiera de la ejecución de esa cañería. La reparación fue inadecuada y nos llama la atención cómo duró tanto.
Dos obras para 2011
Para que la ciudad no vuelva a quedarse sin una gota de agua, Assa prepara dos proyectos de obras que pretende que el Ejecutivo provincial incorpore entre las prioridades del presupuesto 2011.
Uno es la renovación y rehabilitación de válvulas de gran diámetro en las plantas Santa Fe y Rosario, cuyo presupuesto está estimado sólo para Santa Fe en $ 1.200.000. Daniele explicó que “se pretende cambiar el sistema de válvulas que no pudieron activarse en esta emergencia. De este modo, ante un problema similar se puede cortar la toma de agua del Riacho y que llegue el agua del Colastiné. Aunque no sirva para abastecer a toda la ciudad, sí se podrá dar un servicio de emergencia. Ése es el objetivo”. Si se asignan las partidas, los trabajos llevarán unos 5 meses.
La otra prioridad es la readecuación y rehabilitación de la toma Calchines, una inversión que ronda los $ 3.500.000. “Esto nos da la alternativa de hacer un by pass entre dos tomas del Riacho y lograr una mayor confibialización del servicio”.
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