En una dramática revelación que aumentó los cuestionamientos al Kremlin, el Ministerio de Salud de Moscú anunció ayer que la cantidad de muertes diarias en la capital se ha duplicado como consecuencia de la ola de calor y el humo de los incendios que se propagan en Rusia.
La información se conoció luego de que la prensa rusa acusara al gobierno de ocultar la magnitud del desastre, que afecta a millones de moscovitas y que llevó a muchos a abandonar la capital del país.
Las autoridades rusas confirmaron un total de 52 muertes en todo el país como consecuencia de los incendios, pero ayer el jefe del Departamento de Salud de Moscú, Andrei Seltovski, reconoció que la cantidad de fallecimientos diarios en la ciudad es muy superior al promedio.
"Habitualmente, mueren entre 360 y 380 personas por día. En este momento, mueren 700. La mortalidad se duplicó", afirmó Seltovski a la agencia de noticias Ria Novosti.
El funcionario agregó que, como consecuencia de este aumento, los depósitos de cadáveres de la capital rusa están cerca del 90 por ciento de su capacidad. Desde el Ministerio de Salud ruso, sin embargo, intentaron relativizar las cifras, que calificaron de "extraoficiales".
Seltovski explicó que el calor era la causa principal del aumento en el número de muertos. También indicó que los despachos de ambulancias en Moscú subieron cerca de un 25%, a 10.000 diarios, y que los problemas relacionados con enfermedades coronarias, asma bronquial y apoplejías han aumentado.
El director del Servicio Meteorológico ruso, Alexander Frolov, dijo que la ola de calor podría ser la peor del último milenio. "Desde el nacimiento de nuestro país, es decir, desde hace 1000 años, no hubo nada parecido", señaló.
A las temperaturas sin precedente que afectan la parte occidental de Rusia desde principios de julio se le sumó en Moscú el humo de los incendios de la región, que volvieron irrespirable la atmósfera.
La concentración de monóxido de carbono era ayer 6,6 veces superior al máximo permitido por las normas de seguridad. El humo ha penetrado en los departamentos, las oficinas e incluso en el subte de Moscú. Ayer, el vicealcalde de Moscú, Piotr Birjukov, pidió a las empresas que redujeran sus actividades con el fin de no agravar la contaminación.
Un médico moscovita que solicitó el anonimato dijo al diario opositor Novaya Gazeta que el número de llamadas para ambulancias y de muertes había aumentado considerablemente en los últimos días.
"Nos prohibieron hospitalizar a la gente, a menos que se tratara de casos extremos", afirmó, al quejarse de las condiciones de trabajo. "No hay aire acondicionado en los vehículos y, cuando hay, no funcionan. Las temperaturas en el interior alcanzan a los 50 grados [...]. Algunas veces, los médicos se desmayan", señaló.
Ni las autoridades federales ni las de la ciudad publicaron datos sobre las muertes a causa del calor y la contaminación, lo que generó sospechas de un encubrimiento al estilo soviético frente a las críticas al gobierno por el manejo de la crisis.
La ola de calor en Rusia es apenas una más de una serie de fenónemos climáticos extremos que golpean a distintos puntos del planeta, como las dramáticas inundaciones en Paquistán, China, la India y Europa Central .
Bajo control
A pesar de la dramática situación en Moscú, las autoridades no tienen intenciones de proclamar el estado de emergencia, según anunció ayer el vicealcalde de la capital, Vladimir Resin. "No hay fundamentos para imponer el estado de emergencia. La situación, si bien es difícil, sigue bajo control", declaró.
Entidades defensoras de los derechos humanos enviaron una carta al presidente Dimitri Medvedev para que pidiera ayuda urgente al exterior y así evitar una "catástrofe sanitaria y humanitaria". "Es evidente que el país no tiene medios suficientes para luchar contra el fuego", denunciaron los firmantes, que recordaron, además, que el Ministerio de Situaciones de Emergencia "no cuenta con equipamiento y dispone sólo de cuatro bombarderos antiincendio, mientras Estados Unidos y Canadá tienen cerca de 200".
Los bomberos combatían ayer por lo menos 600 focos de incendios, que cubren una superficie de 1740 kilómetros cuadrados, más que el área del Gran Londres.
Además, las autoridades decretaron el estado de emergencia en torno a un centro de procesamiento de desechos nucleares en los Urales, amenazado por los incendios.
Las autoridades de Cheliabinsk, en los Urales, revelaron ayer que el viernes se habían visto obligados a decretar el estado de emergencia cerca del centro de almacenamiento y tratamiento de residuos nucleares de Maiak.
ASISTENCIA DEL ANTIGUO ENEMIGO
El gobierno de Estados Unidos envió a Rusia un equipo de asistencia en desastres en el extranjero para que ayude a Moscú a extinguir los incendios forestales que han devastado el centro del país y mantienen sitiada a la capital. El vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, señaló en su conferencia de prensa diaria que el equipo, de la Oficina de Asistencia en Desastres en el Exterior (OFDA) llegó ayer a la capital rusa y ya mantuvo una primera reunión con bomberos rusos. Estados Unidos envió el equipo de emergencia a Moscú después de la conversación telefónica que mantuvo el viernes la secretaria de Estado, Hillary Clinton, con su par Sergei Lavrov, en la que le ofreció su ayuda para asistir a Rusia.
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