Las devastadoras inundaciones en Paquistán y la ola de calor en Rusia confirman las predicciones más extremas causadas por el calentamiento global, aunque es imposible culpar a la humanidad por severos acontecimientos climáticos aislados, dicen los científicos.
Este año está camino de ser el más caluroso desde que empezaron a hacerse mediciones confiables de la temperatura a mediados del siglo XIX, superando a 1998, principalmente debido a una concentración de emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por combustibles fósiles, según la Organización Meteorológica Mundial de la Organización de Naciones Unidas (WMO).
"Siempre tendremos climas extremos. Pero parece que el cambio climático está exacerbando la intensidad de los extremos", dijo Omar Baddour, jefe del departamento datos climáticos de la WMO en Ginebra. "Es demasiado pronto para atribuir estos acontecimientos climáticos a la acción humana", agregó.
Los extremos más recientes incluyen aludes de barro en China y récords de calor en diversos países, desde Finlandia hasta Kuwait, sumando evidencias sobre los efectos del cambio climático en el momento que las negociaciones en la ONU destinadas a sellar un nuevo tratado global que reduzca con gran costo la emisiones de gases de efecto invernadero se han estancado.
La reaseguradora Munich Re dijo que su base de datos de catástrofes naturales "demuestra que el número de acontecimientos climáticos extremos como ciclones e inundaciones se ha triplicado desde 1980, y se espera que esa tendencia persista".
"El calentamiento global es una de las razones" de la rara racha de acontecimientos climáticos extremos, dijo Friedrich-Wilhelm Gerstengarbe, profesar del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático. Señaló la ola de calor y los incendios forestales relacionados con las altas temperaturas en Rusia, las inundaciones en Paquistán, las lluvias en China y los aguaceros en países como Alemania y Polonia. "Tuvimos cuatro de esos sucesos extremos en los últimas semanas. Eso es muy infrecuente", afirmó.
El impacto de estas catástrofes también se traslada a los mercados y al abastecimiento de alimentos ya que afectan directamente la producción de granos en la áreas afectadas, aumentando la preocupación de que se repita una crisis alimentaria como la de 2008, que desató protestas desde Haití hasta Filipinas por la escasez de comida. "La madre naturaleza está jugando una mano maldita. Son siempre los pobre los que sufren", dijo Peter McGuire, director de CWA Global Markets, desde Sydney.
Los extremos climáticos, y la posibilidad de un 2010 con récord de calor, menoscaban la opinión de los escépticos, quienes sostienen que el mundo sólo está siendo testigo de oscilaciones naturales probablemente generadas por las variaciones de la radicación solar.
Los científicos afirman que es imposible culpar exclusivamente de estos acontecimientos individuales, que van de huracanes a tormentas de arena, a la acción humana de quemar combustibles fósiles que libera dióxido de carbono, atrapando el calor.
Sin embargo, un estudio concluyó que el calentamiento global ha duplicado las posibilidades de que se produzcan olas de calor similares al tórrido verano europeo de 2003, en el que murieron 35.000 personas. Esas temperaturas no pueden justificarse de manera convincente si se las atribuye a variaciones naturales.
"Tal vez sea posible usar modelos climáticos para determinar si la influencia humana ha cambiado la probabilidad de que se produzcan ciertas clases de acontecimientos climáticos extremos", dijo el panel de científicos climáticos de las Naciones Unidas en su último informe de 2007.
El informe consignaba que era al menos un 90% probable que casi todo el calentamiento producido en el curso de los últimos 50 años haya sido causado por la acción humana.
La última ronda de conversaciones sobre el clima organizada por la ONU este mes en Bonn terminó con crecientes dudas de que se pueda esperar una coincidencia suficiente como para que las naciones firmen un tratado climático en 2010, debido a las grandes diferencias en lo referido al tema de soportar las cargas que implican las reducciones de emisiones de gases.
Estados Unidos, el segundo emisor de gases de efecto invernadero después de China, es el único país industrializado que no tiene una ley que regule la reducción de emisiones.
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