La humanidad acordó hace más de 50 años que la Antártida sólo estará destinada a la investigación científica y a la cooperación. Pero el estado actual del continente preocupa a los científicos. “La Antártida está sufriendo tres problemas ambientales, que estamos enfocando en estos encuentros con científicos y con los delegados de los países que tienen bases allí”, contó a Clarín Mariano Mémoli, que está a cargo de la Dirección Nacional del Antártico, que organizó dos encuentros internacionales en Buenos Aires.
Desde la semana pasada, están reunidos en un hotel porteño más de 900 investigadores, y desde ayer, los delegados de los países que realizan campañas en la Antártida. Este encuentro fue inaugurado por el canciller argentino Héctor Timerman Uno de los problemas, según Mémoli, es cómo evitar que sigan ocurriendo contaminaciones por derrames de hidrocarburos, como el de 2007. Fue como consecuencia del choque del crucero Explorer contra un iceberg. El barco llevaba 185.000 litros de diésel marino. En realidad, los accidentes están dentro del cambio que supone el aumento del turismo a la zona: 1992 y 2009.
Como una posibilidad en estudio, se están desarrollando productos a partir de bacterias que pueden vivir a temperaturas muy bajas. “Ya se había decodificado el genoma de una bacteria extremófila. Ahora, varios científicos están estudiando la manera de utilizar esas bacterias como parte de procesos de bio-remediación”.
El segundo problema es cómo se puede impedir que las embarcaciones y el turismo lleven más especies animales y vegetales exóticos a la Antártida, un problema que ya se ha detectado. “El cambio climático global también puede favorecer estas invasiones”, agregó el funcionario. En tercer lugar, ubicó el problemas de las emisiones contaminantes. “La Argentina acaba de firmar un acuerdo con Canadá, por el cual se aprovechará la energía eólica en la base Jubany el próximo año-dijo Mémoli-. De esta manera, estaremos alentando el uso de energías alternativas”.
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