La ola de calor que azota a Rusia desde principios del verano, la cual ha duplicado la mortalidad en esta capital, es la más prolongada y sin precedentes desde hace mil años, reportó ayer el director del Servicio Meteorológico, Alexandr Frolov.
“Tenemos un archivo de condiciones meteorológicas y de situaciones anormales de los últimos mil años (...) Desde el surgimiento de nuestro país, es decir, desde hace mil años, no hubo nada parecido”, dijo Frolov. “En lo que respecta al calor ni nosotros ni nuestros antepasados hemos registrado algo así”.
De acuerdo con Frolov, los científicos recibieron información sobre condiciones del tiempo durante los últimos mil años explorando los depósitos lacustres.
Mientras Rusia experimenta una onda de calor, con temperaturas de hasta por encima de los 40 grados centígrados, los incendios forestales siguen en la parte central del territorio ruso, causando hasta ahora más de 50 muertos y devastando casi 750 mil hectáreas de bosques.
Autoridades sanitarias destacaron ayer que la mortalidad se ha duplicado en Moscú debido a la mayor ola de calor en Rusia y el denso manto de humo de los incendios forestales que desde hace cuatro días cubre la capital rusa.
“En el último tiempo la mortalidad en Moscú ha aumentado al doble”, dijo en rueda de prensa el jefe del Departamento de Sanidad del Ayuntamiento, Andréi Seltsovski, citado por la agencia Interfax.
Según Seltsovki, en un periodo normal en Moscú se registran entre 360 y 380 fallecimientos diarios, mientras que ahora son alrededor de 700, por lo que debido al aumento del número de decesos los depósitos de cadáveres están a cerca del 90% de su capacidad.
La concentración de monóxido de carbono tóxico en el aire supera en Moscú unas seis veces los máximos de seguridad, mientras una densa nube de esmog cubría ayer la capital por sexto día consecutivo. Los meteorólogos esperan que los padecimientos de los moscovitas a causa del humo puedan terminar hoy, ya que se espera un cambio de la dirección de viento y algunas lluvias.
El ministerio ruso de Situaciones de Emergencia informó que el número de incendios forestales activos en todo el país no había variado hasta ayer, aunque el área afectada por el fuego ha disminuido en más de 16 mil hectáreas.
El vicealcalde de Moscú, Piotr Birjukov, pidió a las empresas que reduzcan sus actividades para aminorar la contaminación y también solicitó a los locales comerciales que pongan a disposición ambientes climatizados para personas que puedan sufrir problemas de salud, según informaciones de la agencia Interfax.
Cerca de los Urales, los incendios forestales rodearon otra instalación nuclear, el centro de reprocesamiento de Majak, lo que obligó a decretar el estado de emergencia en la zona.
La emergencia afecta a los bosques y parques de la región. El centro, situado en las cercanías de Chelyabinsk, no se vio aún afectado. Para mañana martes está prevista una reunión de crisis. Majak fue en 1957 el escenario de la mayor catástrofe atómica antes de la de Chernobyl, en Ucrania, en 1986. Entonces murieron 200 personas, según datos oficiales. La radioactividad contaminó una zona de unos 100 kilómetros cuadrados.
Frolov también aseguró que la falta de lluvia y la ola de incendios disminuirán un 35% la próxima cosecha.
Por otra parte, ayer comenzó a llegar a Rusia el apoyo de la comunidad internacional. Francia envió aviones, maquinaria pesada y 120 bomberos. En los alrededores de Moscú unos 100 especialistas búlgaros se unieron a las fuerzas rusas para intentar detener las llamas. Ayer debían llegar además 100 mil mascarillas brindadas por Alemania para la población de la capital, al tiempo que Estados Unidos envió un equipo de asistencia en desastres en el extranjero.
Foto: Archivo Programa Infoambiente
|
|
|