Las autoridades rusas dispusieron el “estado de emergencia” en los bosques y parques de Cheliabinsk, en la región de los Urales, dos mil kilómetros al este de Moscú, en los alrededores del centro de almacenamiento y tratamiento de residuos nucleares de Maiak. La medida se debe a la amenaza que representa la extensión de los incendios que desde hace semanas consumen los bosques del país. En una ciudad de Moscú ahogada por una capa de humo, el responsable del Departamento de Salud, Andrei Seltsovski, dijo que a nivel local “habitualmente mueren entre 360 y 380 personas por día”, cifras que “se duplicaron” porque ahora “mueren 700 personas” a diario. Eso se certifica con el dato que dice que, en estos momentos, “están ocupados 1300 de los 1500 lugares disponibles en las morgues de la ciudad”.
A la ola de calor sin precedentes que afecta a la región occidental de Rusia desde comienzos de julio, se sumó el humo que envuelve a la ciudad de Moscú, como resultado de los incendios que llegaron a la vegetación de las zonas cenagosas. Esto vuelve irrespirable la atmósfera. El humo ha penetrado en departamentos, oficinas e incluso en el subte de Moscú. Por esa razón, muchos moscovitas han abandonado la ciudad. El monóxico de carbono triplicaba ayer el máximo previsto por las normas de seguridad.
Un médico citado por el diario opositor Novaya Gazeta aseguró que aumentaron en forma considerable los pedidos de ambulancias y también las muertes. “Nos prohibieron hospitalizar a personas, a menos que se trate de casos extremos”, aseguró el profesional de la salud, quien pidió mantener su nombre en reserva. También se quejó por las condiciones en que deben desarrollar su tarea: “No hay aire acondicionado en los vehículos (ambulancias) y cuando hay, no funcionan. Las temperaturas en el interior alcanzan los 50 grados. Algunas veces, los médicos se desmayan”.
Hasta el momento, los incendios –en forma directa– provocaron la muerte de 52 personas. Organismos defensores de los derechos humanos han pedido, en una carta abierta, que el presidente Dimitri Medvedev solicite ayuda masiva a todos los países del mundo. Dijeron que se requiere de “una operación humanitaria internacional de envergadura para salvar las vidas y la naturaleza”.
A Moscú llegó ayer un equipo de socorristas para colaborar en la tarea de tratar de frenar el avance de las llamas. Francia envió aviones, maquinaria pesada y 120 bomberos. También llegaron 100 especialistas búlgaros que se unieron a las fuerzas rusas para intentar detener las llamas, según reportó la agencia alemana DPA. Se esperaba el arribo de 100 mil mascarillas procedentes de Alemania.
En el sur y el este de Moscú, la visibilidad quedó reducida a menos de 50 metros. El ministro de Defensa Civil, Serguei Shoigu, admitió que los incendios recién podrían ser sofocados en cinco días a partir de mañana. |
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