Los devastadores incendios que destruyeron pueblos enteros en el oeste de Rusia y que oscurecieron los cielos de Moscú con un humo sofocante habrían causado daños por 15.000 millones de dólares, lo que podría debilitar la reactivación de la economía rusa, que aún sufre el impacto de la crisis global de 2008.
La estimación de las pérdidas, que equivalen a un punto porcentual del producto bruto interno (PBI) ruso, fue elaborada por el diario financiero Kommersant, debido a que el Kremlin, fiel al hermetismo con que manejó la catástrofe, aún no ha divulgado cálculos oficiales.
El verano más caluroso desde que se empezaron a llevar registros, hace 130 años, ha costado a Rusia más de un tercio de su cosecha de trigo, razón por la cual el gobierno prohibió la exportación del grano durante el resto del año.
Kommersant dijo que un aumento en los precios de los granos probablemente provocará un alza en la inflación y afectará el crecimiento. Antes de que las abrasadoras temperaturas secaran los cultivos y desataran incendios forestales sin control, se esperaba que la economía creciera cerca del 4% en 2010 tras contraerse un 7,9% el año pasado, su primera caída de la década.
La sequía además pone una nueva barrera para el sueño del Kremlin de reducir la dependencia del petróleo y las materias primas con el desarrollo y la modernización de otros sectores, como la agricultura. La ola de calor ha agravado una sequía que ha llevado los precios mundiales del trigo a subir a su ritmo más acelerado en 30 años y reactivó el fantasma de una crisis alimentaria. Alexander Morozov, economista jefe para Rusia de HSBC, espera que el desastre borre un punto porcentual al crecimiento del PBI. "Las pérdidas en la agricultura ahora se ven más serias y estimo que contribuirán con 0,5 puntos porcentuales. El medio punto restante vendrá de otros sectores: menor producción industrial, menor demanda y menor productividad", señaló.
Imagen negativa
Los incendios y la ola de calor no sólo golpearon la economía, sino también la imagen de las autoridades rusas, cuestionadas por el manejo de la crisis. La popularidad del presidente Dimitri Medvedev y del primer ministro Vladimir Putin cayó a su nivel más bajo desde 2008, según un sondeo publicado ayer.
Para contrarrestar las críticas y mostrarse activo, Putin se subió ayer a un avión hidrante, donde se lo filmó impartiendo instrucciones.
Luego de algunas "instrucciones relámpago", Putin "dirigió tanto la toma de agua como el vertido sobre los bosques en llamas", señaló la agencia oficial Ria Novosti.
Las autoridades también rechazaron las críticas por su falta de preparación para enfrentar la ola de calor. La nube de humo empezaba ayer a dispersarse de Moscú, pero la concentración de monóxido de carbono aún era 1,4 veces superior al máximo previsto por las normas de seguridad.
Los bomberos también seguían librando una encarnizada batalla para impedir que los incendios alcancen dos centros nucleares. Anteayer, dos militares murieron combatiendo las llamas que amenazaban el mayor centro de investigación nuclear en Sarov, donde se construyó la primera bomba nuclear soviética.
|
|
|