Con la modificación constitucional realizada a partir del plebiscito del agua (2004) la ciudadanía tomó más conciencia de la importancia estratégica que tiene este recurso natural para su bienestar.
Pero esa visión parece no incluir a las aguas subterráneas. Para la población los acuíferos siguen siendo realidades desconocidas, seguramente porque no se ven.
Lo concreto es que con Argentina, Brasil y Paraguay compartimos uno de los depósitos de agua subterránea más importantes del planeta.
El acuífero Guaraní ocupa 1.200.000 km2, correspondiéndole casi 4% a Uruguay. Se calcula que en su área de influencia viven 70 millones de personas. Su principal uso es el consumo social, pero también lo aprovecha la industria, la agricultura y el turismo termal.
Gracias al Proyecto para la Protección Ambiental y Desarrollo Sostenible del Sistema Acuífero Guaraní, conocemos mejor la estructura y la dinámica de esta gigantesca reserva de agua, lo que mejora nuestras posibilidades de desarrollar con éxito, políticas nacionales y regionales de conservación, uso y gestión.
Ahora sabemos que no se trata de un gran acuífero bien interconectado sino más precisamente de ocho sectores bien definidos. Las aguas están almacenadas en diferentes niveles y con flujos hídricos pequeños.
Esto condiciona la gestión del acuífero en cada zona, y al mismo tiempo exige una acción coordinada y complementaria de los países, para garantizar un buen aprovechamiento de este vital recurso.
Para el caso de Concordia-Salto quedó claro que la realización de nuevos pozos podría disminuir los caudales y las temperaturas en la zona turística de aguas termales.
Por lo tanto, la correcta gestión del agua subterránea es un tema novedoso que requiere desarrollos y compromisos nuevos.
El pasado 2 de agosto, en la Reunión Cumbre del Mercosur en San Juan, Argentina, los presidentes de los cuatro países firmaron un alentador acuerdo sobre el acuífero Guaraní.
Su principal fortaleza es destacar a la cooperación entre los socios como el pilar fundamental para lograr el uso sustentable del recurso, el mismo espíritu que caracterizó el reciente acuerdo argentino-uruguayo logrado en torno al conflicto de la pastera de Fray Bentos.
A partir de este compromiso los países necesitan avanzar mucho más en esos mecanismos si quieren transformar las buenas intenciones expresadas en acciones exitosas.
También hay que adecuar y crear normativas específicas que hagan posible un desarrollo nacional sin comprometer la potencialidad del acuífero, ni generar impactos ambientales negativos en la región.
El artículo 4 del acuerdo establece que los cuatro países promoverán la conservación y la protección ambiental del Sistema Acuífero Guaraní de manera de asegurar el uso múltiple, racional, sustentable y equitativo de sus recursos hídricos.
Al parecer, crece la toma de conciencia en los gobernantes de la importancia estratégica que tiene la conservación para impulsar políticas de desarrollo más justas y sustentables.
|
|
|