Moscú respiraba un poco mejor ayer gracias a la disipación parcial del humo, pero Rusia seguía librando una batalla encarnizada pa-ra impedir que los incendios que desde hace semanas devastan el país alcancen dos centros nucleares.
El primer ministro ruso, Vladimir Putin, fiel a su imagen de hombre de acción, fue filmado en el asiento del copiloto en un bombardero de agua, apagando dos incendios cerca de Moscú.
Dos miembros de las fuerzas armadas rusas murieron el lunes mientras luchaban contra el fuego que amenazaba el mayor centro de investigación nuclear en Sarov, en la región central de Nizhni Novgorod, donde se construyó la primera bomba nuclear soviética.
Entre tanto, funcionarios dijeron que se había declarado un foco de incendio cerca del pueblo de Snezhinsk, en los Urales, donde se encuentra uno de los principales centros de investigación nuclear.
Luego de casi dos semanas de incendios forestales que se cobraron 54 vidas y destruyeron dos bases militares cerca de Moscú, las autoridades afirmaron progresar en la batalla contra el fuego, que se seguía extendiendo sobre una superficie de 175.000 hectáreas del territorio ruso.
La humareda de los incendios de la vegetación de zonas cenagosas que volvieron irrespirable la atmósfera en Moscú parecía disiparse un poco, pero las autoridades advirtieron que podía haber otras y que la calidad del aire es peligrosa.
El alcalde de la capital, Yuri Luzhkov, que volvió a regañadientes de unas cuestionadas vacaciones, dijo que los llamados de auxilio habían aumentado en un 20% en junio, tras reunirse con Putin.
Las autoridades rechazaron las críticas por su falta de preparación para enfrentar la ola de calor, que los meteorólogos han calificado como la peor en mil años de historia rusa.
Algunos analistas establecieron un primer balance económico de la catástrofe, y señalaron que los incendios costarán a Rusia al menos 15.000 millones de dólares, es decir, 1% del PIB, cuando el país apenas estaba reponiéndose de la crisis.
Otra consecuencia es la caída de la popularidad de Medvedev y de Putin. En agosto el 52% declaró confiar en Medvedev, y 61% en Putin. Estas cifras eran de 62% y 69% en enero de 2010, según FOM.
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