En un dramático llamado de alerta a todo el mundo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió ayer que en Paquistán podría haber una segunda oleada de muertos a causa de las graves inundaciones, una tragedia que calificó como más devastadora incluso que el terremoto de Haití o el tsunami de 2004.
El desastre, que según la Cruz Roja "está fuera de control", podría volverse incluso más grave si no llegan de inmediato unos 460 millones de dólares en asistencia para los enfermos y hambrientos.
La tragedia también amenaza la estabilidad política del único Estado musulmán con capacidad nuclear, y que enfrenta en vastos sectores de su territorio el avance de los talibanes.
El demoledor avance de las aguas comenzó tras las fuertes lluvias monzónicas que sobrepasaron la cuenca del río Indo y causaron la muerte de por lo menos 1600 personas y alteraron las vidas de más de 15 millones de paquistaníes, entre ellos unos dos millones que se vieron forzados a abandonar sus casas.
Ante las peores inundaciones que haya visto la región en 80 años, las agencias humanitarias se quejaron por la tenue respuesta de donantes ante la crisis, mientras que las Naciones Unidas dijeron que se necesitaba ayuda con urgencia para evitar una segunda y devastadora ola de muertos.
"Si no respondemos lo suficientemente pronto a las necesidades urgentes de la población, si no entregamos la asistencia tan pronto como sea necesario, puede haber una segunda ola de muertes causadas por enfermedades y escasez de comida", dijo el vocero de la ONU, Maurizio Giuliano.
Esos esfuerzos humanitarios, según los expertos, deben concentrarse en mantener a la gente con vida por medio del suministro de ayuda mínima para que pueda sobrevivir y evitar que las enfermedades causen más estragos.
Aunque la cifra de víctimas mortales no es tan alta como en otras catástrofes, el número de damnificados es de más de 15 millones, casi el 10% de la población, con lo cual ya superó la magnitud de la tragedia del terremoto que demolió al país en 2005.
"Son seis millones de personas que necesitan urgentemente nuestra ayuda. Son más que en Haití o en el tsunami de 2004. No quiero hacer un ranking de catástrofes, pero la tragedia es inmensa", dijo el coordinador para la ayuda de emergencia de la ONU, John Holmes.
"La magnitud de la catástrofe es enorme, y enorme tiene que ser la ayuda que llega", añadió, al pedir en primer lugar tiendas de campaña, agua limpia, alimentos, ayuda médica y equipos sanitarios para los damnificados.
Una de la mayores preocupaciones de la ONU es que el agua contaminada cause epidemias. "Gran parte de la infraestructura ha sido arrasada, por ello las consecuencias de las inundaciones se sentirán durante años", especificó.
En la primera respuesta a la petición de ayuda hecha ayer por las Naciones Unidas, Estados Unidos liberó 71 millones de dólares y anunció el envío de un portahelicópteros. Pero los expertos de la ONU estiman que los 460 millones son sólo un comienzo y servirán para los primeros 30 días.
Defensa de Zardari
La débil respuesta del gobierno a la catástrofe natural también provocó fuertes críticas al presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, un aliado de Washington, que decidió no cancelar una gira internacional mientras las aguas avanzaban en dimensiones bíblicas sobre cientos de aldeas y poblados. "Algunos han criticado mi decisión diciendo que representó una actitud distante, pero sentí que debía elegir lo sustancial por sobre lo simbólico", dijo en una columna de opinión en el Wall Street Journal .
En tanto, las organizaciones caritativas islámicas se movilizaron con mayor rapidez que el gobierno paquistaní para socorrer a las víctimas de las inundaciones, lo que alimentó aún más la preocupación de Estados Unidos, que sospecha que esas ONG están bajo influencia de los talibanes.
Precisamente, la insurgencia talibana exigió ayer al gobierno de Islamabad que no acepte donaciones extranjeras y ofreció a cambio donar unos 20 millones de dólares.
"Todo el apoyo que llegue es de cristiano y judíos, que son enemigos del islam. La gente debe saber que los infieles quieren esclavizarnos al darnos las ayudas", dijo Maulana Azam Tariq, vocero del grupo Tehrik-e-Taliban Pakistan.
Estados Unidos teme que la catástrofe sea explotada por las milicias talibanas para penetrar aún más en las localidades aisladas y así ganar más apoyo entre la población.
Ese temor se suma a las abiertas sospechas de Washington de que el servicio secreto paquistaní (ISI) colabora con los insurgentes de manera sistemática, desconfianza que quedó en evidencia cuando se conocieron más de 90.000 documentos militares secretos norteamericanos, la peor filtración en la historia de Estados Unidos.
15.000.000
Los afectados por el desastre
De ellos, más de 6 millones necesitan ayuda inmediata para evitar enfermedades y hambrunas.
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