La expresión francesa "laissez faire, laissez passer" (dejad hacer, dejad pasar) suele aplicarse a los funcionarios que hacen oídos sordos a los problemas y nunca los solucionan. La contaminación de los cursos de agua, en particular, el río Salí, es una historia de vieja data, que se renueva año a año en nuestra provincia y que genera conflictos con Santiago del Estero, cuyo dique El Frontal, de Las Termas de Río Hondo, se ve perjudicado por la mortandad de peces. El fin de semana, en el embalse termense, aparecieron flotando miles de peces muertos y otros tantos desparramados en las orillas; el agua turbia despedía un fuerte olor ácido y pestilente. Según las autoridades ambientales consultadas por nuestro diario, fue la falta de oxígeno la causante de la elevada mortandad.
Los especialistas señalaron que la carga de vinaza y de otros contaminantes invadió el lago y produjo la Deficiencia de la Demanda Biológica de Oxígeno (DDBO). La medición que el domingo efectuaron los técnicos del Comité Interjurisdiccional de la Cuenca Salí-Dulce indicó que el agua contenía apenas 0,6 miligramos por litro, cuando lo mínimo que resisten los peces más fuertes, como el bagre, es entre 2 y 3 mg/l.
Mientras el defensor del pueblo santiagueño dijo que buscará que se clausuren las empresas tucumanas que arrojan desechos contaminantes que afectan a la fauna ictícola de El Frontal, a través de mecanismos judiciales, y con demandas penales contra los responsables, el secretario de Medio Ambiente de Tucumán admitió que había una afectación del recurso, en principio por "desagües industriales, agravada por remoción del fondo por alguna situación que no está controlada". Dijo que no era común que sucediera el fenómeno en esta época del año, y por esa razón comenzaron el lunes las inspecciones a todas las industrias azucareras para determinar si arrojaban vinazas u otros efluentes sin tratar al cauce del río Salí o a sus tributarios. El mismo funcionario había elogiado en los primeros días de julio el programa "Vinaza no, a cauces receptores". "El efecto inmediato fue que los últimos años no se registró mortandad masiva en el dique El Frontal", señaló en esa ocasión. La matanza más reciente se denunció el 28 de diciembre de 2008; más de un millar de bogas, dorados y bagres habían amanecido en el piletón de salida del embalse santiagueño. La causa era la misma: la falta de oxígeno en el agua.
Como se recordará, el saneamiento del río Salí-Dulce es un antiguo reclamo de los pobladores ribereños del extenso curso de agua. Según un estudio de la asociación ambientalista Pacto Verde, la cuenca es la segunda más contaminada de la Argentina, después de La Matanza-Riachuelo. Distintos estudios determinaron que los restos industriales estimulan la acumulación de algas que, al entrar en descomposición, absorben el oxígeno indispensable para la supervivencia de la fauna ictícola. En octubre de 2007, industriales tucumanos se comprometieron a realizar inversiones por $ 156 millones para reducir la contaminación en la cuenca. Representantes de 22 fábricas firmaron el acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación y el Gobierno tucumano.
Los defensores del pueblo reconocieron, hace pocas semanas, que en 2007 la instrumentación del Programa de Reconversión Industrial (PRI) provocó una disminución del 31% de la carga orgánica del Salí relacionada con el vertido de cachaza y de vinaza. Sin embargo, observaron que aún está por encima del 160% de lo permitido. Además, solicitaron un estudio biológico de las aguas. De todo esto parece desprenderse que faltan estudios y un monitoreo constante para evitar emergencias como la de ahora. Tal vez si hubiera más convicción para llevar a cabo esos controles y se hiciesen cumplir totalmente los acuerdos, los problemas dejarían de ser crónicos para convertirse en soluciones. |
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