El reciente desborde del Río Matanza puso al descubierto la complicada situación hídrica del Distrito y de los cientos de familias que, carentes de viviendas dignas, se asientan en las márgenes del afluente local del Río de la Plata, pese a que esas tierras son propensas a la inundación. No obstante, desde el Municipio, apuntaron que existe un plan para crear reservorios que retardarían los efectos de la crecida de las aguas.
“Mientras tengamos la problemática del Riachuelo, esto será permanente”, vaticinó el titular de la Región Municipal Descentralizada Sur, Manuel Fresco, al informar la situación de los 500 evacuados de diversos barrios de González Catán, Virrey del Pino y Gregorio de Laferrere que perdieron sus pocas pertenencias por los caprichos de la sudestada, fenómeno que impide que las aguas del Río Matanza desemboquen en el De la Plata.
Sin embargo, su pronóstico podría no cumplirse, ya que, mientras la geografía preludia que esta inundación no será la última, desde el gobierno comunal auguraron la implementación de un sistema de reservorios que, dispuestos a lo largo de la Cuenca Matanza-Riachuelo, acercaría una solución al anegamiento de las tierras linderas a los 19 arroyos que surcan el territorio matancero.
En ese sentido, el secretario de Obras Públicas de La Matanza, Herminio Bayón, precisó que está en estudio la inclusión, dentro del Plan Integral de Saneamiento Ambiental de la Cuenca Matanza-Riachuelo (PISA), a cargo de la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR), la construcción de once depósitos subterráneos que, “fundamentalmente, tienen la función de ser retardadores del drenaje, para evitar el desborde de las aguas en las zonas críticas”.
Lugares estratégicos
Dado que, en general, se utilizan las confluencias de los arroyos para planificar los reservorios, la ACUMAR planea ubicar tres en la localidad de Virrey del Pino: uno de ellos detrás de la desembocadura del Arroyo El Piojo; el segundo detrás del Pantanoso, sobre la cuenca del Morales, cuyo desborde es el que más afecta al Distrito; y otro en un predio cercano al barrio Esperanza.
Por su parte, el Municipio analiza la construcción de uno más en la zona sur de Gregorio de Laferrere, donde confluyen los arroyos Dupuy, Susana y Don Mario, que, cuando el Río Matanza crece, suelen desbordar y provocar las inundaciones que afectan al barrio Don Juan y otras regiones aledañas.
Pero los planes no terminan allí, ya que la Comuna estudia la posibilidad de que se incluya un reservorio en un predio ubicado entre la desembocadura del Arroyo Don Mario y que sería la continuidad de la avenida Carlos Casares, en González Catán. Esto ayudaría a paliar las crecidas del Matanza.
El secretario de Obras Públicas no ahorró elogios para el proyecto oficial al afirmar que “es la primera vez que se está elaborando una planificación integral para la contención de las inundaciones, porque, sobre el río, otra cosa no se puede hacer”. En ese punto, calificó de “totalmente inviable” el planteo de los vecinos afectados por las inundaciones, que proponen el entubamiento del río: “Un cauce como el del Matanza es imposible de entubar”, sentenció.
Ahora bien, tamaño proyecto no se concreta de un día para otro, y eso lo saben bien los funcionarios de Obras Públicas. De hecho, el flamante subsecretario de esa cartera, Omar Lacoste, señaló que el PISA solucionaría el problema de las inundaciones “en el mediano y largo plazo”. En tanto que Bayón, luego de aclarar que la financiación de las obras depende de los créditos que se están gestionando en el Banco Mundial y en el Banco Interamericano de Desarrollo, arriesgó que, recién “a partir del año que viene, se empezará con la construcción”.
Desde la otra orilla
Sin embargo, a los vecinos que, el primer fin de semana de agosto, tuvieron que escapar con sus hijos de sus precarias viviendas perseguidos por el agua y el frío, ese plazo no les resulta satisfactorio. “El barrio ya se inundó tres veces, parece un pantano y es muy feo vivir así con los chicos”, se lamentó uno de los pobladores del barrio Esperanza, de Virrey del Pino, que se manifestaron frente al Palacio Municipal exigiendo ayuda porque habían perdido todo con la crecida.
Con respecto a ellos, el secretario de Obras Públicas aclaró que se han “asentado en lugares que, necesariamente, deben estar libres, porque cualquier desborde, por más pequeño que sea, los afecta”.
En tanto, Manuel Fresco opinó que, “en algún momento, el gobierno municipal, a través del provincial y el nacional, deberá ver de qué manera reubica a los vecinos que están en esos lugares y hacer una represa reguladora de los efectos de la sudestada”. La última de sus propuestas ya estaría contemplada, pero la primera distaría mucho de concretarse. |
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