Esa otra cuestión está ligada a asegurar que llegue a la mayor laguna de agua salada de Sudamérica el caudal suficiente de agua. Desde centros de investigaciones como el Promar, que depende de la Universidad Nacional de Córdoba y está instalado en Miramar, se viene advirtiendo desde hace años sobre la necesidad de que Córdoba ponga atención en el caudal que ingresa a la laguna desde su principal afluente: el río Salí-Dulce. La laguna viene bajando desde 2003. Los investigadores del Promar sostienen que una causa sería la cada vez mayor cantidad de extracciones de agua en esos ríos. Y vienen avisando que sin medidas de preservación podría comprometerse ese ecosistema. Las nubes de sal que se forman en días de viento y que llegan a cientos de kilómetros son una evidencia de esa bajante, que deja material salino en las costas, luego arrastrado por los vientos.
Ambiente de la Provincia nunca había participado del Comité de Cuenca interprovincial, sólo lo hacía el área de Recursos Hídricos. Ante las insistentes advertencias sobre la necesidad de contemplar con criterio ambiental el caudal de agua de la laguna, desde este año se sumó esa repartición al abordaje del tema.
En la anterior reunión del Comité de Cuenca, en julio pasado, Córdoba planteó por primera vez el pedido de ampliar el área de seguimiento para incluir también a la laguna. Hasta ahora -según admitió Ambiente de Córdoba- "existe una fuerte centralización de la gestión de la cuenca en la problemática de la contaminación del río Hondo, acción que es de notable importancia pero que no contempla la situación en la que se encuentra Mar Chiquita".
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