El humo volvió a invadir Moscú, pese a que la superficie abarcada por los incendios sigue reduciéndose rápidamente en la parte europea de Rusia. Después de tres días de tregua y pese al calor, los moscovitas volvieron a cerrar las ventanas de sus hogares y muchos transeúntes se pusieron de nuevo las mascarillas para protegerse del humo.
Aunque la densidad del humo no es la misma que hace unos días, la gente teme que los vientos desfavorables se mantengan y la niebla asfixiante se haga más espesa, como ya ocurrió en Moscú y como ocurre ahora en la ciudad de Nizhni Nóvgorod, donde desde los pisos superiores de los edificios resulta imposible divisar la calle.
Los equipos del Ministerio de Emergencias de Rusia (MER) y miles de voluntarios no solo consiguen detener el avance del fuego sino que día a día reducen las áreas abarcadas por los incendios. De acuerdo con los últimos datos, difundidos por el ente oficial, la superficie de los incendios forestales en Rusia se redujo en las últimas 24 horas en 3.000 hectáreas y abarca ahora 53.000.
Según explicaron las autoridades de la ciudad de Járkov, en el noreste de Ucrania, la niebla y el olor a humo que desde ayer cubren la región, también son producto de esos incendios. Las autoridades aseguraron que en la región de Jarkov no se detectó grandes incendios. En las últimas horas se complicó la situación en el Noroeste de Rusia, donde creció el número de pequeños incendios.
En tanto, continúa causando alarma la situación en el parque natural de Smidóvich, donde la zona abarcada por las llamas tiene siete kilómetros de norte a sur y tres de este a oeste. El parque natural rodea Sarov, en tiempos soviéticos ciudad prohibida para los extranjeros debido al Centro Nuclear Federal que allí se ubica y sus reactores nucleares.
La ola de calor con temperaturas récord y los efectos del humo duplicaron la tasa de mortalidad en Moscú a unos 700 fallecimientos diarios. Además, muchos moscovitas padecen dolores de cabeza o mareos y decenas de miles abandonaron la ciudad. Esta es la peor ola de calor que vive Rusia en la historia del país.
En otro orden las cosas, producto de la sequía por la ola de calor, Moscú decidió la suspensión de las exportaciones de cereales. Esta medida ayer entró en vigencia, en momentos en que el gobierno de Vladímir Putin intenta controlar los precios de los alimentos básicos en medio de una sequía récord.
Según el decreto del gobierno firmado por el primer ministro el 5 de agosto, el embargo sobre las exportaciones estará vigente desde el 15 de agosto hasta el 31 de diciembre, aunque el mandatario indicó que se podría extender más allá de esa fecha si la cosecha fuera mala. Rusia, tercer exportador mundial de trigo el año pasado, advirtió que su cosecha de cereales de este año alcanzará apenas 60 o 65 millones de toneladas, muy por debajo de los 97 millones de toneladas en 2009.
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