Conmocionado por la magnitud de la catástrofe provocada por las inundaciones en Paquistán, que afectan a unas 20 millones de personas, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, hizo ayer un enérgico llamado a la comunidad internacional para que acelere el envío de ayuda. "Nunca vi nada como esto", afirmó Ban, después de sobrevolar ayer las zonas más castigadas del país.
"He visto muchos desastres naturales en el mundo, pero nada como esto; la magnitud de este desastre es muy grande; uno de cada diez paquistaníes está afectado", dijo Ban, tras visitar un campo de refugiados acompañado por el presidente paquistaní, Asif Ali Zardari.
"Estas inundaciones no tienen precedente y necesitan una asistencia sin precedente", añadió Ban, al afirmar que ni el tsunami de 2004 en el sudeste asiático ni los recientes terremotos en Haití y Chile alcanzan la magnitud de esta catástrofe.
La ONU ha solicitado a la comunidad internacional 460 millones de dólares para ayudar a los millones de desplazados por las inundaciones, que han costado la vida a 1500 personas y han dejado a tres millones de paquistaníes sin techo. Sin embargo, los compromisos adquiridos hasta ahora sólo alcanzan el 20% de esa solicitud. En contraste, Estados Unidos entregó el año pasado a su aliado regional 1000 millones de dólares para combatir a los insurgentes islámicos.
"La ola de inundaciones debe ser atendida con una ola de apoyo global; estoy aquí para urgir al mundo a que aumente su asistencia", recalcó Ban. Para Zardari, que agradeció la visita de Ban, la magnitud de la catástrofe supera todas las previsiones. "[Ban Ki-moon] ha visto por sí mismo [la destrucción] y ha prometido que será el vocero del pueblo de Paquistán en el mundo", dijo el mandatario.
Las inundaciones comenzaron hace dos semanas en las zonas montañosas del noroeste de Paquistán y se extendieron hasta afectar un cuarto de su territorio, golpeando especialmente el corazón de la zona agrícola del país. Aunque la cifra de 1500 muertos es relativamente pequeña en comparación con otras tragedias naturales, el número de personas cuyas vidas han sido alteradas es gigantesco. Miles de aldeas han quedado completamente bajo el agua.
Según los datos más recientes de la ONU, la catástrofe afecta a más de 14 millones de paquistaníes, aunque las autoridades locales elevan el número de damnificados hasta los 20 millones, en un país de 170 millones de habitantes. Cuando el país recobre la normalidad, serán necesarios miles de millones de dólares para la reconstrucción de las zonas destrozadas por el agua. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que las inundaciones podrían incidir en una disminución del crecimiento económico del país y en un repunte de la inflación.
Mientras tanto, la falta de abastecimiento de alimentos ya comenzó a cobrarse víctimas mortales. Por lo menos cinco chicos murieron de hambre en el noroeste del país, una de las zonas más afectadas por el desbordamiento de los ríos. Unicef, la agencia de ayuda a la infancia de la ONU, envió 100 toneladas de alimentos, medicamentos y artículos de higiene.
Zonas aisladas
"Estamos afrontando una crisis alimentaria muy grave en nuestro distrito. Cinco niños ya han muerto y mucha más gente podría morir si no recibimos alimentos en los próximos dos días", advirtió desde Basham el legislador Abdul Sattar Khan. "El alto Kohistán es una zona completamente aislada y no hay otros medios salvo los helicópteros para hacer llegar la ayuda, pero hasta ahora no ha habido servicio de helicópteros. Nuestro gobierno nos está ignorando", añadió Khan. Unos seis millones de personas todavía no han recibido ayuda alguna, según cálculos de la ONU.
La respuesta de Zardari ante el desastre ha sido fuertemente criticada en Paquistán. El mandatario mantuvo su visita oficial a Europa en plena crisis. Desde su regreso, ha viajado en dos ocasiones a las zonas golpeadas por las inundaciones, pero las imágenes en las que aparece en un castillo en Francia mientras arreciaban las inundaciones en Paquistán tendrán sin duda un efecto negativo sobre su imagen durante meses. "El gobierno ha respondido de forma muy responsable [ante la catástrofe]", dijo Zardari, al mencionar las tareas de ayuda del ejército, la policía y la armada.
Los servicios de meteorología pronostican que las lluvias durarán algunas semanas más, lo que podría agravar la tragedia en las zonas ya afectadas. Durante el fin de semana, miles de personas debieron abandonar sus hogares cuando las aguas del río Indus se desbordaron de nuevo.
La ONU informó del primer caso de cólera, mientras teme que un brote de la enfermedad se pueda propagar entre los damnificados que duermen en carpas improvisadas.
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