Las principales compañías de seguros del mundo enfrentan un año muy costoso, debido al creciente número de reclamos derivados de los desastres naturales.
Ya antes de la última oleada de catástrofes -las inundaciones en Paquistán, los deslizamientos de tierras en China y los incendios en Rusia-, las aseguradoras habían contabilizado cifras inusualmente altas para compensaciones.
Las catástrofes comenzaron en enero, con las violentas tormentas invernales que atravesaron Europa. Les siguieron los devastadores terremotos de Haití, Chile, Turquía y China, así como el cierre del tráfico aéreo en Europa por la erupción de ceniza volcánica en Islandia y el derrame masivo de petróleo en el Golfo de México.
Munich Re, la aseguradora más grande del planeta, reconoció la acumulación de costosas catástrofes en los últimos meses. Allianz, la mayor aseguradora europea, informó este mes de una caída del 46% en sus beneficios netos del segundo trimestre, después de tener que responder a reclamos por desastres naturales por 255 millones de euros.
El impacto negativo atravesó toda la industria del seguro. El gigante estadounidense AIG afrontó costos por 287 millones de dólares, y Swiss Re, la segunda reaseguradora del mundo, deberá cubrir reclamos por unos 200 millones de dólares por el desastre del Golfo de México.
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