Sacudidos por la sequía de Rusia y las inundaciones de Pakistán, los mercados de productos básicos enfrentan otro desastre potencial: La Niña.
Este fenómeno climático recurrente, que responde a una baja en la temperatura del agua del Pacífico tropical, podría generar cambios en los patrones de precipitaciones y de temperatura en algunos de los sitios más importantes de tierra cultivable del mundo.
Es difícil predecir cuál será el efecto sobre las cosechas, ya que las consecuencias negativas sobre las condiciones de cultivo de una área podrían quedar compensadas por otras mejores de otro lugar.
Pero con los mercados inquietos tras la sequía rusa y la veda de exportación de cereales, los operadores se preparan para más volatilidad ocasionada por el clima.
Loas meteorólogos afirman que las condiciones para la Niña ya se dieron y es probable que recrudezcan en el curso del año hasta alcanzar su punto más alto cerca de diciembre. Eso significa que es probable que se sienta el mayor impacto en los graneros del hemisferio sur: la Argentina, el Brasil, Sudáfrica y Australia.
La Niña es el fenómeno contrario a El Niño, que hace referencia a Jesús cuando era pequeño. Hace más de un siglo, unos pescadores peruanos le pusieron ese nombre para describir la corriente cálida frente a las costas del Pacífico sudamericano, que había cerca de Navidad.
La corriente la Niña vuelve como consecuencia de El Niño más intenso que se vio desde 1997, y cuyos efectos se disiparon en mayo. Provocó sequía generalizada. De ese modo, los primeros siete meses de 2010 fueron, según los registros, los más calurosos, y así se empujó hacia arriba el precio de materias primas, como el azúcar y el caucho.
Los últimos dos meses demostraron el poder que tenían los fenómenos climáticos para conmover los mercados de productos básicos. Hasta que la sequía devastó la cosecha de cereales de la región del Mar Negro, los fondos de alto riesgo veían ganancias fáciles en el hecho de apostar por que los precios de los cereales, como el trigo, seguirían cayendo.
Desde entonces, el costo del trigo se elevó en 60% y el del maíz subió más de un 20%.
Pese a que La Niña parece ser capaz de aumentar la producción de algunos cultivos en ciertas zonas, como el maíz en Sudáfrica, es más probable que los inversores se concentren en la escasez que pueda llegar a generar.
Más que en cualquier otra parte, los inversores fijarán la mirada en la Argentina, donde La Niña podría provocar un clima seco y reducir el rendimiento.
El país es el exportador de maíz más importante del mundo, después de los Estados Unidos, y el tercero de soja.
“Parece que lo peor será en el verano de ellos; eso podría ser un problema para ellos”, afirma Joel Widenor, director de agricultura de la consultora Commodity Weather Group.
En la Argentina, los patrones climáticos de La Niña “guardan marcada relación” con un rendimiento del trigo inferior al promedio, según Luke Chandler, analista de cultivos en Rabobank, de Londres.
Los efectos de La Niña se verán más allá de Sudamérica. En EE.UU., se asocian con una temporada de huracanes en el Atlántico más activa de lo habitual. Según los meteorólogos, esto empezaría a verse en las próximas semanas, y tendría un efecto perturbador sobre la producción de petróleo y gas.
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