Luego de un año de lluvias abundantes y una cosecha récord, el fantasma de la falta de lluvias está presente en el panorama agrícola argentino.
Es que, según coinciden varios climatólogos, los meses que vienen estarán marcados por La Niña, el fenómeno que implica lluvias por debajo de lo normal en Brasil, Paraguay, Uruguay, y gran parte de Chaco, la Mesopotamia y la Región Pampeana.
En el medio de la sequía de Rusia y con el recuerdo fresco de la falta de lluvias que asoló al país en 2008 y 2009, los productores tiemblan ante la mención de La Niña. Pero, según los expertos, no hay razón para preocuparse tanto.
"Si bien estamos ante una Niña fuerte, no se esperan las condiciones extremas del ciclo 2008-2009. Salvo el centro oeste del país (Córdoba, La Pampa y parte de Santa Fe), el resto de la región ha recibido buenas lluvias durante el otoño pasado y el invierno presente, que determinaron una buena reconstitución de las reservas de humedad y que permiten pronosticar buenas performances productivas para el trigo y el inicio de la campaña gruesa", dijo César Rebella, climatólogo del INTA Castelar.
"La Niña aparece en un contexto de aumento en la actividad solar, que puede actuar como atenuante de este fenómeno climático. Esto aumenta las probabilidades de un comportamiento normal de las precipitaciones en el segundo semestre el año", informó el analista Esteban Barelli, de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca.
Pese a esta aclaración, la campaña que viene estará más complicada por el clima que la anterior, según Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). "Habrá un alto riesgo de tormentas en el NOA, Cuyo y el norte de la Mesopotamia, posibilidades de heladas tardías en la primavera de 2010 y tempranas (para el otoño de 2011), excesos hídricos en el NOA y la Mesopotamia y altas posibilidades de sequía en el oeste de la Región Pampeana", dijo Sierra en un informe.
"En Córdoba, La Pampa y parte de Santa Fe las perspectivas productivas son más inciertas, ya que se esperan para esa región lluvias deficitarias para este mes y septiembre. Las lluvias se normalizarían en octubre y noviembre para volver a verse restringidas en diciembre, y con deficiencias más marcadas hacia enero y febrero. En este contexto, Córdoba, La Pampa y parte de Santa Fe serían las regiones más comprometidas", acotó Rebella, aunque sin dejar de remarcar que "no obstante la caída probable que habrá en la producción, esta no alcanzaría a la registrada en el ciclo 2008-2009".
De acuerdo a Sierra, las buenas lluvias caídas en la durante la campaña 2009/2010 ponen a los productores en buenas condiciones para enfrentar los meses que se vienen. "En el centro y este de la Región Pampeana, la Mesopotamia y el este del Chaco, hay reservas hídricas que darán condiciones favorables para la implantación de la cosecha fina 2010 y, si se las administra con cuidado, facilitarán la siembra de la cosecha gruesa 2010/2011", destacó el climatólogo. En contrapartida, de acuerdo con el experto de la UBA, el oeste de las regiones Pampeana y Chaqueña arrancan la campaña con reservas hídricas escasas.
La buena noticia para los mercados trigueros, que temblaron por una semana cuando Rusia anunció la suspensión de sus exportaciones, es que Australia, el otro proveedor en contraestación al Hemisferio Norte junto a la Argentina, no tendrá problemas con el cereal a pesar de La Niña.
La razón de esto es que mientras este fenómeno provoca lluvias por debajo del nivel normal en este país, produce exactamente lo contrario en Australia. "Australia se vería beneficiada por la persistencia de La Niña, dado que estadísticamente este fenómeno está vinculado a probabilidades de ocurrencia de mayores lluvias o lluvias normales sobre su zona triguera", explicó Rebella. "Con La Niña, India, China, Australia y en general toda la cuenca Pacífica, así como Sudáfrica, van a recibir lluvias sobre lo normal", acotó Sierra.
Claro que, como destacó Barelli, el futuro del trigo y el resto de la producción no sólo depende de La Niña, sino de las políticas que se definan en los próximos meses para la producción. "La oportunidad para aprovechar las favorables condiciones del mercado mundial dependerá tanto del cumplimiento de las proyecciones climáticas, como también del cada vez menos predecible factor político", reflexionó Barelli.
En nuestra zona faltan 150 mm.
Las últimas heladas agravaron aún más las condiciones de la tierra en nuestra zona, restando humedad y por lo tanto haciendo que los efectos de la sequía por la falta de lluvias, se haga mucho más notable.
Consultados algunos productores agropecuarios, estiman que en este momento el déficit de lluvias está en el orden de los 150 milímetros.
Es decir, que la situación podría comenzar a mejorar de darse una precipitación bien abundante, o bien varias de menor milimetraje. Pero se insiste, que la cantidad que arreglaría las cosas oscila en la mencionada cifra de 150 milímetros.
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