Cultivos destruidos, millones de desamparados, niños hambrientos. Las escenas que dejan las inundaciones en Pakistán son desoladoras, pero la respuesta global ha sido calificada de insuficiente para atender a los 20 millones de afectados.
Naciones Unidas dice que todavía no han recaudado la mitad de su objetivo de 460 millones de dólares. La Organización Mundial de la Salud ha recibido compromisos por sólo el 25% de los 56 millones de dólares que ha solicitado y un grupo de asistencia ha calificado de "inadecuadas" las donaciones de los países europeos.
Una parte de las víctimas, que duermen en campamentos improvisados o a lo largo de las carreteras, siguen denunciando la actitud considerada inoperante del gobierno.
Más de 650.000 familias siguen sin tener el alojamiento más básico, según la ONU. En el noroeste del país, centenares de personas se manifestaron y reclamaron ayuda bloqueando una ruta nacional.
Las agencias de asistencia dicen estar sorprendidas por la falta de generosidad, mientras que los analistas citan una suma de factores: la relativa baja cifra de muertos por el desastre (1.475), su ocurrencia durante las vacaciones de verano en el hemisferio norte y los temores de que el dinero de ayuda sea despilfarrado por la corrupción o que caiga en manos del Talibán.
"Nos deja perplejos que la comunidad internacional no haya respondido con la generosidad y velocidad con que puede hacerlo", afirmó Ian Bray, un vocero de la agencia de asistencia Oxfam, con sede en Gran Bretaña.
Después de un comienzo lento, ONU sostiene que las donaciones están aumentando, a medida que se aclara la magnitud del desastre, pero la respuesta ha sido mucho menos espectacular que la generosidad global que sucedió al terremoto en Haití y el maremoto en el Océano Índico en 2004.
Según Oxfam, los donantes prometieron primero US$ 742 millones y comprometieron otros 920 millones dentro de los primeros 10 días posteriores al terremoto haitiano. Para Pakistán, las cifras en los mismos períodos fueron de 45 y de 91 millones.
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