Millones de paquistaníes expulsados de sus aldeas por las inundaciones siguen sin vivienda ni alimentos y la ONU se reunió en una sesión extraordinaria para estimular los esfuerzos de ayuda internacional.
Un portavoz de la oficina de coordinación de asuntos humanitarios de la ONU, Maurizio Giuliano, estimó que son cerca de 4,6 los millones de personas que se quedaron sin vivienda. Un gran número de personas continúan desamparadas en campamentos o en carreteras, a merced de epidemias de diarreas, cólera o fiebre tifoidea.
La ONU pidió la semana pasada US$ 460 millones de ayuda para evitar una "segunda oleada de muertos". Su secretario general, Ban Ki-moon, dijo ayer que la suma ya había sido reunida pero agregó que "se necesita la totalidad de esos recursos, y se necesitan ahora".
Ban, que comparó esta catástrofe a un "lento tsunami" cuyo "poder de destrucción va a aumentar con el tiempo", llamó a los Estados miembros a actuar de urgencia y estimó que este desastre es un "examen mayor para la solidaridad internacional".
Durante la sesión, el ministro paquistaní de Relaciones Exteriores, Shah Mehmood Qureshi, afirmó que la comunidad internacional no puede permitir a los "terroristas" sacar provecho de la situación causada por las inundaciones en el país.
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