El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó ayer nuevamente a los países miembros del organismo a actuar con urgencia para brindar la ayuda prometida a Paquistán, arrasado por las inundaciones, que causaron pérdidas por más de 43.000 millones de dólares, según las estimaciones del gobierno paquistaní.
El último reporte de la ONU sostiene que las lluvias que golpearon Paquistán causaron 1475 muertos, 2000 heridos, un millón de casas dañadas o destruidas y más de 15 millones de personas afectadas.
Durante la apertura de la sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU para la ayuda a Paquistán, Ban comparó la catástrofe con un "tsunami en cámara lenta", cuyo "poder de destrucción va a aumentar con el tiempo".
Para Ban, las inundaciones en ese país representan "una de las más grandes pruebas de la solidaridad global en estos tiempos".
"Este es un desastre global, un desafío global", afirmó el secretario general, que pidió a los 192 países de la ONU que ofrecieran más ayudas de emergencia.
Paquistán aún necesita "una inundación de apoyo", dijo Ban, uno de los primeros oradores de la sesión especial de la Asamblea General de la ONU dedicada a esta crisis en el Palacio de Vidrio, en Nueva York.
El organismo anunció ayer que la suma de 460 millones de dólares reclamada para atender las necesidades alimentarias de millones de personas en los próximos tres meses ya había sido reunida.
Millones de paquistaníes expulsados de sus aldeas por las inundaciones seguían ayer sin vivienda ni alimentos. Cerca de 4,6 millones de personas se quedaron sin techo, reveló ayer Maurizio Giuliano, vocero de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
Esa oficina había evaluado el número de personas sin vivienda en dos millones, sobre un total de 15 a 20 millones de afectados por el desborde del río Indo a causa de las lluvias monzónicas.
Días después del desastre, la ONU también había destacado la gravedad del hecho cuando advirtió que su magnitud superaba ampliamente la del tsunami en Asia, en 2004; el terremoto en Paquistán, en 2005, y el terremoto de Haití, de este año. A pesar de ello, la catástrofe actual reunió menos fondos en ayuda que las anteriores tragedias.
El gobierno paquistaní recibió fuertes críticas por no responder rápidamente a las inundaciones, y su presidente, Asif Ali Zardari, un aliado clave de Estados Unidos en su guerra contra el terrorismo, fue atacado por emprender una gira internacional en medio del peor desastre natural en la historia del país. El canciller paquistaní, Shah Mehmud Qureshi, reconoció el escepticismo y las críticas existentes.
"Al principio, hubo mucha sorpresa, parálisis, pero ahora ya hemos salido de ese estado. Estamos poniendo manos a la obra... Esta fue una megainundación", dijo el canciller paquistaní.
Además de la catástrofe humanitaria, las inundaciones despertaron profunda preocupación en Washington sobre la seguridad en el país, que cuenta con armas nucleares y se ve amenazado por el constante hostigamiento de los extremistas talibanes desde la permeable frontera con Afganistán.
Qureshi dijo que Islamabad no disminuyó la fuerza militar que contiene las incursiones talibanas, pero los expertos creen que el presente escenario les da a la insurgencia y a sus socios de Al-Qaeda oportunidades para extender su influencia en las poblaciones afectadas por las aguas.
Agencias AP, DPA, EFE y ANSA
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