Cada avance que implica una obra en construcción, supone un retroceso en la cantidad de arena que durante milenios acumularon los ríos cordobeses. La extracción de áridos sin el suficiente control es un reclamo que lleva décadas en varias regiones del interior provincial.
En muchos casos ha dejado ver las consecuencias: puentes afectados o caídos, paisajes dañados, costas averiadas e impacto en ecosistemas por variantes en los cauces.
Los reclamos no son sólo para que se acentúen los controles oficiales para impedir las extracciones clandestinas, sino para que se verifique si las autorizadas cumplen en modalidades y cantidades.
La autoridad de control es la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Provincia. En la mayoría de los municipios señalan que, desde hace muchos años, esos controles son insuficientes.
Desde la repartición provincial, su titular Luis Salamone admitió a este diario "la dificultad para controlar los cientos de kilómetros de todos los ríos cordobeses", pero señaló que hay frecuentes operativos y sanciones. También adelantó que "se está trabajando en armar un nuevo esquema, para compartir el poder de policía con los municipios", aclarando que "no sería delegarles la función de la Provincia pero sí compartirla, para mejorar el control".
Mientras, empleados de la repartición señalan que desde hace años es escaso el personal y los recursos destinados para los controles.
Alarma en Río Cuarto. En las últimas semanas, la luz de alarma se encendió en Río Cuarto. Al ritmo del boom de la construcción, la extracción de áridos del río que atraviesa la ciudad fue impresionante. Según el defensor del Pueblo local adjunto, Nelso Doffo, las areneras "casi no tienen control" en esta zona.
El Ente Municipal de Obras Sanitarias (Emos) reclamó a la Provincia medidas urgentes para evitar que siga descendiendo el lecho del río, porque ya afectaría también la toma de agua de la que se abastece la ciudad. "La disminución de áridos hizo descender el río casi dos metros en las últimas décadas", dijo Tulio Giambastiani, titular del Emos, quien apuntó que la Provincia no da precisiones sobre autorizaciones dadas y controles efectuados.
En una reciente visita a Río Cuarto, el gobernador Juan Schiaretti debió responder preguntas sobre el tema. Dijo haberle encargado al Ministerio de Obras "que en 30 días defina un esquema de cuidado y obras para garantizar el buen estado del curso de agua".
Días atrás, el Concejo Deliberante acordó la creación del Consejo de Control y Preservación del río Cuarto (Copreserc), que pretenderá que la Provincia le reconozca algún rol para fiscalizar más y mejor.
Días atrás, en Despeñaderos, vecinos denunciaron la existencia de una cantera, presuntamente ilegal, extrayendo áridos del río Xanaes (o Segundo).
Sobre ese mismo río, también en la zona de Pilar, Río Segundo y Villa del Rosario hay varias empresas extrayendo. Edgardo Canepa, de la Comisión Ambientalista Xanaes (Coamxa), señaló que "hay canteras en toda la cuenca y la situación es preocupante". Aseguró que subsisten algunas clandestinas y que "si bien la mayoría están autorizadas, faltan controles por parte de la Provincia" sobre sus niveles de extracción.
Canepa reconoció que en los últimos años hubo avances, como sacar varias canteras que operaban dentro del río, pero indicó que varias se corrieron sobre las costas donde hacen socavones que terminan con la caída de barrancas.
En Jesús María. En la zona de Jesús María, al norte de la Capital, se observan dos situaciones contradictorias. En 2008, Recursos Hídricos de la Provincia secuestró maquinarias municipales que retiraban áridos del río, por hacerlo sin autorización. El municipio se justificó señalando que era un tramo casi sin pendiente donde se acumula arena.
Desde entonces, aguas abajo de ese punto, la arena que se volvió a acumular elevó al cauce a la altura de los campos que se inundan con las crecidas.
La contracara se ve río arriba, donde se realizan extracciones que durante los últimos cinco años hicieron descender el cauce del río Jesús María unos 80 centímetros, poniendo al descubierto parte de la fundación de los puentes. El ejemplo más crudo se vio el verano último, cuando se derrumbó el puente que unía Jesús María con Sinsacate, atribuido en gran medida a los socavones.
Un especialista que realiza un estudio sobre la cuenca del río Jesús María le advirtió a las autoridades que el puente el Centenario corre igual riesgo.
Informe realizado en base a datos de las corresponsalías en el interior provincial.
La construcción complica en Calamuchita y Traslasierra
El aumento de la construcción en los últimos años en Traslasierra y en Calamuchita generó también una creciente extracción de áridos.
"Esta es la zona con más arroyos y ríos de la provincia, y si se suma que no tenemos los vehículos y recursos necesarios, es muy difícil controlar totalmente la extracción", reconoció sin vueltas Rolando Gómez, jefe de la delegación regional Villa Dolores de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Provincia. Entidades ambientalistas han llamado la atención respecto al impacto que la actividad produce. Sobre todo, la que se desarrolla a gran escala, con uso de camiones y palas mecánicas, por ejemplo entre Villa Cura Brochero y Nono, una zona turística que tiene a sus ríos como principal atractivo.
Mientras, en Calamuchita, desde hace años es denunciada la extracción sobre el río Santa Rosa, frente al barrio El Corcovado, de Rumipal. La agrupación ambientalista Aproas recordó que pese a los reclamos, nunca fue clausurada. Ese sector del río evidencia una fuerte transformación. También se denunciaron supuestas operaciones ilegales sobre el río Los Reartes, entre otros puntos.
La postal más emblemática del impacto por la extracción exagerada de arena y piedra es la de San Ignacio, en la desembocadura del río Santa Rosa en el lago Embalse.
Décadas atrás se extrajo de allí mucho material para la obra del dique Cerro Pelado. Desde entonces, parece haber sufrido un gigantesco bombardeo una zona que es parte de un circuito turístico muy importante de la Provincia y que nunca pudo ser recuperada. |
|
|