Decenas de miles personas fueron evacuadas en las últimas 24 horas en una zona del sur de Paquistán, la última de vastas regiones del país que se han visto afectadas por las catastróficas inundaciones que no dan tregua desde hace un mes.
En la sureña provincia de Sindh, los niveles del río Indo han vuelto a crecer y obligaron a 200.000 personas a abandonar sus hogares, ante los crecientes temores a que los diques construidos para hacer frente a la emergencia cedan al poder del agua.
En la mayor parte de las regiones afectadas, las aguas se retiran progresivamente a medida que las lluvias disminuyen, pero las trágicas consecuencias sociales y políticas del desastre empiezan a poner en riesgo la estabilidad de este país de 167 millones de habitantes.
Las inundaciones -que arrasaron pueblos enteros, derrumbaron puentes, inutilizaron caminos, mataron a 1600 personas y dejaron a otros seis millones sin hogar- se ensañaron en las últimas horas con Sindh.
El director general de la oficina gubernamental que hace frente a la catástrofe en Sindh, Saleh Farooqui, informó que por lo menos cuatro distritos de esa provincia se han visto afectados por el agua, lo que ha obligado a unas 200.000 personas a huir en busca de tierras altas en las últimas 24 horas. "La parte sur de Sindh es nuestro foco de atención. Hemos dirigido nuestros recursos para operaciones de rescate hacia esa área", dijo el funcionario.
"Los niveles del agua están subiendo en el río Indo y por lo menos dos distritos están en riesgo", relató, en tanto, el director de las operaciones de la Autoridad de Gestión de Desastres provincial, Khair Mohmad Kalor. "Hay dos decenas de puntos donde el río Indo puede desbordarse de su cauce y estamos tratando de reforzar esos puntos", explicó.
"Uno de los problemas más serios al que nos enfrentamos es que el río Indo no fluye al mar rápidamente debido a la alta marea -dijo Kalof-. El agua se está acumulando en los últimos tramos del río y está rebasando las orillas." Los niveles del agua permanecerán altos durante "por lo menos cuatro o cinco días más", agregó.
El impacto social de las inundaciones se pronostica devastador para una nación que ya atravesaba graves dificultades financieras. Una cuarta parte de la población paquistaní vive por debajo de la línea de la pobreza.
Paquistán se enfrenta a pérdidas económicas de 43.000 millones de dólares, que llevaron al Fondo Monetario Internacional (FMI) a anunciar una reunión en Washington la próxima semana para estudiar el modo de ayudar a Islamabad.
La ayuda extranjera
El ministro de Relaciones Exteriores paquistaní, Shah Mehmood Qureshi, expresó ayer su gratitud por los 815 millones de dólares en ayuda internacional destinados a aliviar el sufrimiento provocado por las inundaciones.
"En una situación como ésta, cuando Occidente, Europa y Estados Unidos están en recesión y se discute la fatiga de los donantes, este tipo de solidaridad para Paquistán, creo, es muy alentador", dijo el ministro.
El ministro de Finanzas, Abdul Hafeez Sheikh, tiene previsto reunirse hoy con funcionarios del FMI para discutir sobre las consecuencias de las inundaciones para la economía del país, según anunció el sábado.
A su vez, el primer ministro Yousuf Raza Gilani tiene programada para mañana una reunión con las Naciones Unidas y sus agencias de ayuda humanitaria para abordar qué medidas de salud adoptar.
La cólera contra el gobierno del presidente Asif Ali Zardari, considerado corrupto e ineficaz, aumenta en los campamentos de damnificados.
Las personas afectadas esperan aún comida y medicamentos, mientras que los seis millones de personas sin techo reclaman vivienda.
En Muzaffargarh, uno de los distritos más afectados del sur de la provincia de Punjab, "las personas bloquean las rutas, asaltan los camiones de ayuda alimentaria y denuncian la falta de ayuda", explicó Jamshaid Dasti, responsable local del Partido del Pueblo de Paquistán (PPP), el movimiento de Zardari, que advirtió que "la situación podría volverse incontrolable".
"Si no prestamos atención, habrá grandes manifestaciones", afirmó, en tanto, Qaiser Bengali, consejero del gobierno provincial de Sindh.
Otro temor es que los islamistas radicales se aprovechen de esta situación para ganar terreno, como lo hizo el Hezbollah en el Líbano o Hamas en Gaza.
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