Casi 200.000 personas fueron evacuadas ayer en Pakistán ante el riesgo de nuevas inundaciones , en medio de pedidos desesperados del gobierno y de organismos internacionales de más ayuda para hacer frente a la peor catástrofe de la historia del país.
Las lluvias que no cesan desde hace casi un mes y los violentos aludes dejaron cerca de 1.500 muertos, y la catástrofe, que afecta a una quinta parte de la superficie del país, produjo daños en las viviendas o cultivos de 20 millones de habitantes, especialmente en zonas rurales.
El desastre agudizó la desconfianza de la población hacia el gobierno , y en medio de la emergencia crecen los temores de disturbios, mientras millones de personas sin hogar deambulan por las rutas.
Las inundaciones instalaron el terror en la provincia de Sindh, en el sur del país, donde cuatro distritos estaban ayer prácticamente sumergidos. Soldados, policías y voluntarios redoblaron sus esfuerzos para salvar decenas de aldeas y ciudades. Los 100.000 habitantes de la ciudad de Shahdadkot fueron evacuados durante la noche debido al desborde de los afluentes del río Indus, informaron las autoridades.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una alarma ante la posibilidad de epidemias y pidió que la comunidad internacional contribuya con dinero y planes de auxilio. La campaña por Pakistán ya recaudó 800 millones de dólares de ayuda, pero podría resultar insuficiente si se dispara una epidemia.
Aunque en algunas regiones las aguas comenzaron a bajar lentamente, las consecuencias sociales y políticas del desastre pesarán sobre la estabilidad de este país de 167 millones de habitantes, que ya atravesaba antes graves dificultades financieras.
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