Los últimos días de septiembre de 2008, la Municipalidad de Ushuaia daba cuenta a través de los medios de prensa sobre la situación de contaminación costera que sufre nuestra bahía. El 25 de ese mes el intendente Federico Sciurano, junto a funcionarios del área de Obras Públicas, Turismo y Gestión Ambiental, había efectuado un recorrido durante 3 horas por las aguas del Beagle en un Guardacosta de la Prefectura Naval Argentina y efectuado un relevamiento fotográfico y videográfico. Las imágenes impactaban.
Sciurano y su gabinete comprobaron el paulatino deterioro generando en el frente costero, producto de la acumulación de basura depositada por la marea y el viento, las ocupaciones irregulares, la diversidad de residuos voluminosos arrojados por particulares y empresas, por los terraplenes y pedraplenes construidos por las industrias fabriles y comercios, por las toneladas de material que sin tratamiento y que sin ningún cuidado, habían sido arrojados directamente al mar por la empresa Reciclar S.R.L (Las 3 R), como también, por el creciente impacto visual que pudo verificarse en un gran sector utilizado como área de depósito de contenedores navales.
“En algunos casos asombra la magnitud del deterioro, lo que da cuenta del desprecio que se tiene por el medio ambiente costero de la ciudad donde vivimos. Hemos visto que obras de magnitud han invadido y agreden la costa, las que si bien son puntuales debemos tomar acciones para resolver esta situación”, había expresó el Coordinador de Obras Públicas Jorge Cófreces.
Ese mismo día y desde la propia embarcación el Intendente mandó a efectuaran intimaciones y a clausurar la planta de Reciclar. “Lo que hemos visto, tiene que ver con una cuestión cultural y de un grupo social que vive de espaldas al mar, que marca una forma errónea de comportamiento y también una desidia del municipio en cuanto a la atención y el respeto que merece la costa”, agregaba Sciurano.
Días después en un amplio operativo, la Municipalidad labraba una serie multas y actas de inspección a Reciclar y al matarife Arturo “Chiquitín” Pastoriza por la contaminación costera y el desastre ecológico que venían generando sobre el Canal Beagle. En inspecciones posteriores, los funcionarios municipales verificaron que al 3050 de Perito Moreno, donde la avenida cruza muy próxima a la desembocadura del Arroyo Grande, se comprobó que Pastoriza además, criaba cerdos violando el Código de Planeamiento y a las ordenanzas vigentes, y que lo visto por Sciurano y los funcionarios respecto a la situación del litoral costero era más grave, ya que no solo rellenaba sin autorización municipal, sino que lo hacía arrojando toneladas de basuras y escombros.
Los profesionales de Gestión Ambiental detectaron que en el lugar se depositaban residuos orgánicos, inorgánicos y peligrosos, que cubiertos con ripio y tierra, conformaban gran parte de la estructura inferior del relleno que se llevaba adelante. En ambos casos los trabajos iban a formar parte de los argumentos técnicos que según se dijo permitirían sostener denuncias civiles y penales sobre las que estaba trabajando la Subsecretaría Legal y Técnica.
En los meses subsiguientes el municipio logró que el matarife traslade el criadero de cerdos fuera del ejido urbano; y a través de la Subsecretaría de Obras Públicas, cercó el perímetro de costa impactada, recuperó ese espacio para la ciudad y le puso límites a la degradación ambiental que irresponsablemente Arturo Pastoriza venía ejecutando.

Pastoriza & Co.
Próximo a los dos años de ese primer relevamiento de 2008, y si bien días pasados el Municipio logró tomar posesión del predio ocupado por Reciclar SRL y poner en marcha un plan de saneamiento del sector; Arturo Pastoriza no solo aceleró el proceso de relleno con basura de todo tipo y escombros de demolición, sino que además avanzó sobre el alambrado puesto por el Municipio. Por lo que el área recuperada para la ciudad es ocupada en la actualidad por contenedores varias de empresas, principalmente de la Hamburg Sud y de Maruba, y en menor medida de Y.S. Line, CCL, Kien Hung, Cronos, Grimaldi Group, Florens, Gold, Crowley, GE SeaCo, GVC y TEX.
Así lo pudo comprobar el jueves pasado EDFM, primero durante un relevamiento costero efectuado con los titulares de Participación Ciudadana y de la Fundación Avina, y el teólogo y filósofo Leonardo Boff, en un recorrido efectuado en una lancha de Prefectura; y en segundo término el viernes, durante un recorrido por el sector donde fotográficamente se documentó la contaminación sistemática que Pastoriza lleva adelante, mientras el Ejecutivo Municipal, el Concejo Deliberante y organizaciones públicas y privadas, se ilusionan con la recuperación de la costa del Beagle.
Verificado a través del sistema satelital de Google, “Chiquitín” Pastoriza, como se lo conoce al antiguo poblador, ha efectuado un relleno que supera los 20 mil metros cuadrados, y sigue avanzando en una suerte de península hacia el sur y el oeste, deformando el litoral costero y la desembocadura del arroyo Grande.
Durante el recorrido EDFM pudo comprobar que en un intento de impedir el ingreso a cualquier ciudadano, personal a su cargo extendió una empalizada hasta el borde mismo del arroyo –de propiedad fiscal–, que volquetes de la empresa Maras acumulan basura domiciliaria sobre la costa, que material de demolición de antiguas construcciones vienen elevando el terreno y que varios centenares de contenedores han sido apilados, formando una barrera casi imposible de franquear con marea alta.
Sin embargo Pastoriza no está solo. Alquilando u ocupando gratuitamente el sector ganado al canal, agentes de cargas navales, empresas navieras y transportadoras de mercaderías nacionales e internacionales, tampoco asumen la responsabilidad de negarse a depositar los contenedores en tales condiciones, y le dan la espalda a una realidad que atenta, no solo en materia ambiental, sino que además deteriora fuertemente a la ciudad como su indiscutido destino turístico; y por ende, las condiciones naturales como elemento sustantivo de la venta que efectúan nuestras agencias de viaje en el país y en el exterior.

Si Ushuaia fuera Hamburgo
Si en lugar de Ushuaia este deterioro ecológico lo efectuara alguna ciudadano alemán a orillas del rio Elba, donde la ciudad de Hamburgo ostenta poseer uno de los puertos de aguas profundas más grandes de mundo, las autoridades de esa metrópolis germana, el estado alemán, el Consejo de Medio Ambiente y la Agencia Europea de Medio Ambiente, no tardarían demasiado en sancionar con la mayor severidad a un hecho de tamaña magnitud. No solo al responsable primario, sino también a las empresas, que viendo el daño que se produce, utilizan ese espacio carente de todas las habilitaciones básicas necesarias, y altamente perjudicial al medio ambiente.
Sin embargo la Hamburg Sud, la principal empresa dueña de los contenedores apilados sobre el desastre costero que exitosamente viene realizando Pastoriza, al igual que la naviera Maruba y las otras; no reparan en el daño y aparentemente tampoco intiman a sus representante local por su acción u omisión a favor del profundo deterioro ambiental que se produce en Ushuaia.

El señor de los corderos
“Chiquitín” Pastoriza no es un desconocido en la ciudad, no solo por su condición de antiguo poblador, sino porque es uno de los matarifes más viejos de la ciudad y proveedores de cordero fueguino a muchos de los restaurantes de la ciudad. “Cuando parece que nadie tiene cordero, Chiquitín nos salva”, suelen decir desde el sector gastronómico.
Sin embargo, es el mismo que con su accionar deteriora el producto turístico del cual es proveedor, cuyo sector agrupado en la Cámara Hotelera y Gastronómica de nuestra ciudad, apoya decididamente la creación de la primera reserva natural de la costa del canal Beagle.