El suministro de agua al Distrito Federal durante 2011 está garantizado, aseguró Ramón Aguirre Díaz, director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM). Señaló que la administración capitalina pagará a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) alrededor de 6 millones de pesos mensuales por recibir 2 millones de litros de líquido adicionales del Sistema Cutzamala, aprovechando que las presas que lo conforman se encuentran a su máxima capacidad.
El funcionario agregó que por ello el SACM cesará la extracción en 77 pozos, con el fin de proteger el acuífero de la ciudad. Detalló que 20 pozos suspenderán su funcionamiento las 24 horas y 53 durante las 12 horas no pico.
En conferencia de prensa señaló que a fin de detener el hundimiento de la ciudad y los daños a su infraestructura por la sobrexplotación del acuífero, ayudar a la recarga de éstos sin afectar el abasto a los habitantes y garantizar la sustentabilidad de la capital a mediano y largo plazos, por vez primera el gobierno capitalino dejará fuera de servicio, total o parcialmente, 77 de sus aproximadamente 430 pozos de agua potable.
Aguirre Díaz dijo que el cese de operaciones en esos pozos es posible gracias al ahorro de 10 por ciento en el consumo de la población y a las lluvias de los últimos meses, tanto en el valle de México como en la zona del Sistema Cutzamala.
Sin embargo, dijo que no sólo es necesario mantener el ahorro en el consumo, sino incrementarlo para disminuir hasta en 50 por ciento la extracción de agua del subsuelo, pues con ello se llegaría a un punto de equilibrio con la recarga derivada del agua de lluvia y de diversos mecanismos artificiales puestos en marcha por la actual administración.
Ello detendría el hundimiento de la ciudad a mediano y largo plazos, así como los consecuentes daños a la infraestructura y a la ciudadanía.
Recordó que la metrópoli se asienta sobre el lecho de un antiguo lago cuyo subsuelo es arcilloso e inestable, lo que, aunado a la sobrexplotación de sus acuíferos, provoca hundimientos diferenciados y daños a edificios, instalaciones del Metro, calles, tuberías, tendidos eléctricos e infraestructura en general.
Puso de ejemplo los casos del sistema de desagüe superficial de la capital, conocido como Gran Canal, y la línea A del Metro. El primero tenía en 1910 una pendiente de 19 centímetros por kilómetro del centro de la ciudad hacia el norte; para 1950 esta pendiente disminuyó a 12 centímetros y en 1970 llegó a 10.
Para 2007 esa pendiente desapareció y en la actualidad es al revés, es decir, del norte al centro de la ciudad, por lo cual el Gran Canal, en lugar de sacar agua de ella, la estaría introduciendo de no haber hecho esta administración, a costos multimillonarios, diversas obras hidráulicas para evitarlo, entre ellas compuertas y plantas de rebombeo.
En el caso de la línea A del Metro –que traslada más de 302 mil pasajeros en día laborable– el hundimiento de la ciudad le causó en 19 años de existencia grietas transversales a lo largo de su trayecto, principalmente entre las estaciones Guelatao y Los Reyes. Para revertir sus efectos, dijo, el Gobierno del Distrito Federal inyecta polímeros ligeros en 58 puntos.
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