Rusia recogió hasta ahora 40,7 millones de toneladas de cereales, un 30 por ciento menos que en el mismo período de 2009, debido a la grave sequía que asoló al país en junio, julio y la primera mitad de agosto.
Según datos del ministerio de Agricultura, el año pasado la cosecha de cereales a estas alturas ascendía a 58,5 toneladas. La situación es especialmente grave en el centro de la parte europea de Rusia, donde se acopió 9,4 toneladas de grano, frente a las 17,9 del pasado año. Mientras, en el Cáucaso y en los Urales la cosecha se mantiene en los niveles de 2009.
El viceministro de Agricultura, Alexandr Pétrikov, aseguró que la cosecha será este año de 60 millones de toneladas, según las previsiones más pesimistas. En caso de que la recolección en Siberia sea mejor de lo esperado, la cosecha nacional podría ser de 65-67 toneladas, indicó el funcionario.
La sequía arrasó más de 11 millones de hectáreas de cultivos, el 26 por ciento del total, al tiempo que Pétrikov estimó en más de mil millones de dólares las pérdidas del sector debido a la sequía. Por ello, algunos expertos advirtieron que, por primera vez en quince años, Rusia podría tener que importar grano en los próximos meses.
El primer ministro ruso, Vladímir Putin, anunció el pasado 5 de agosto la suspensión hasta fines de año de las exportaciones de trigo, centeno, cebada, maíz y de la harina de trigo y de centeno, pero no de arroz.
Esa decisión provocó el pánico en los mercados internacionales de grano, ante el temor de que otros países exportadores de la región también restrinjan sus exportaciones. El Banco Mundial llegó a afirmar que la decisión rusa podría provocar una crisis alimentaria global.
Sin embargo, el viceprimer ministro ruso, Víctor Zubkov, aseguró la pasada semana que la suspensión de las exportaciones de cereales que entró en vigor el 15 de agosto es una medida provisional.
La Unión Cerealista Rusa no está de acuerdo con la medida adoptada por Putin y pidió al Gobierno que la aplazara hasta el 1 de septiembre para poder cumplir los multimillonarios contratos suscritos con países como Egipto, Turquía o Israel.
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