Lo que para el Instituto de Formación Docente en Ciencias Agrarias y Protección Medioambiental fue un trabajo experimental y solidario, para más de 15 familias de la aldea “Tekoa Miní” significó 16 nuevas viviendas, suministro de agua potable, energía eléctrica, una gran huerta para autoabastecimiento alimentario y hasta un estanque para cría de peces. 60 alumnos trabajaron durante 22 meses. En todo el país, este trabajo junto a otros dos recibieron el Premio Presidencial “Prácticas Educativas Solidarias en Educación Superior”, entregado por el ministro de Educación, Alberto Sileoni.
El vicerrector de la institución académica, Celso Limberger contó en radio Libertad 92.5 que el trabajo fue sugerido por el fundador de la institución, José Marx quien falleció el año pasado. “Él nos dijo que nos acercáramos a esta comunidad para garantizar la seguridad alimentaria de estos habitantes del pueblo originario”, recordó.
El docente recordó que el trabajo se inició el 10 de octubre del 2008, partir de un diagnóstico posterior a un exhaustivo análisis de 85 personas divididas en 16 familias, asentadas en un terreno de 30 hectáreas.
“Nos encontramos con 85 personas, de las cuales 49 eran niños menores de 13 años que no asistían a la escuela. La comunidad no contaba con fuente de agua y no cultivaba ninguna facción de su tierra”, explicó.
Limberger aclaró que en todo momento el trabajo, más allá del espíritu solidario, siempre “respetó la cultura Guaraní y fuimos muy cuidadosos con su ritmo de vida”.
Después de 22 meses de trabajo, Limberger detalló los trabajos realizados en la comunidad. “Perforamos un pozo de agua que abastace a un tanque que está sobre una torre y abastace a toda la comunidad; en trabajos articulados entre la municipalidad de Capioví y el Iprodha se construyeron 16 viviendas, todavía hay cinco en construcción y además un aula anexa dependiente de la escuela intercultural bilingüe de Ñu Porá que tiene dos maestros y dos auxiliares guaraníes”. Los miembros de la aldea Tekoa Miní también aportaron con la mano de obra.
“Además se dejaron listas múltiples parcelas productivas cultivando maíz, mandioca, batata, y zapallo”, agregó.
También en la aldea El Pocito se contribuyó con la instalación y asesoramiento técnico de un estanque para la cría de peces. Las actividades contaron con la activa participación de los estudiantes y el aporte de fundaciones y organizaciones sociales. |
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